Y la violencia sigue

Cerramos el mes de agosto, han transcurrido las dos terceras partes del año y la violencia sigue rampante cobrando víctimas, tan solo en este mes que acaba de terminar sumamos 37 homicidios, 3 de éstos en contra de mujeres.

En lo que va de 2020, han ocurrido 240 muertes violentas, 5 de éstas mujeres, la mayor parte con arma de fuego, presumiblemente perpetrados por el crimen organizado que a pesar de los esfuerzos policiales no cesan en sus actividades criminales.

A ese paso la tendencia indica que cerraremos el año con 360 asesinatos en el municipio, incluyendo San Quintín, aunque el epicentro de la violencia se concentra en la ciudad y sus alrededores.

Lamentablemente, hasta mayo pasado, Baja California estaba como el tercer estado más violento del país con 1, 157 asesinados; solo por debajo de Guanajuato que registraba 1,903 y del Estado de México con 1,157 víctimas.

Estamos por encima de entidades que antes eran el epicentro de la violencia en el país como Michoacán, Guerrero, Veracruz que ya han logrado bajar sus índices de delitos de alto impacto como los asesinatos.

Uno de los signos más alarmantes es que cada vez hay más sadismo y tortura en los asesinatos, estamos volviendo a los cuerpos descuartizados y con huellas de golpes y otros tipos de crueldad.

Hace poco se hicieron cambios en las fiscalías de todos los municipios y en el caso de Ensenada fue removido el director de seguridad pública de carrera policial, para poner en su lugar a un militar del cual la ciudad espera resultados, aunque hasta la fecha no los hay.

Es notable la presencia de la Guardia Nacional, de la Policía Municipal, la Marina y el Ejército y en cierta medida de la guardia estatal, pero la guerra entre los carteles de la droga sigue derramando sangre.

Muy lamentablemente hemos llegado al grado de que para la sociedad ya no es sorpresa.

Tal vez todos estemos distraídos con la información sobre el Covid-19, pero es muy grave que la gran cantidad de muertes a nuestro alrededor pasen casi desapercibidos, ese un signo que las autoridades no deben dejar de lado.

Antes, por lo menos había protesta por parte de los grupos organizados, hoy ni siquiera se ha podido conformar el Comité Ciudadano de Seguridad Pública de Ensenada que se encuentra acéfalo por la falta de interés o por temor de los liderazgos de la ciudad.

Ante todo ésto, es urgente que las fuerzas de seguridad y las policías se enfoquen en resultados.

La sociedad ya no quiere discursos de coordinación, de estrategias, acciones, lo que exige es que seguridad y tranquilidad.