LA TURICATA

Adiós Manuel

Por José Carrillo Cedillo
sábado, 12 de septiembre de 2020 · 00:00

Hablar algo nuevo de la vida de Manuel Valdés, es muy difícil pues sus gracejadas eran divulgadas en todos los medios.

Por si alguien no lo sabe, inició su carrera como extra en varias de las películas de su famoso hermano, Germán, mejor conocido como TIN TAN, el artista más completo en ese momento del cine nacional, lo que posibilitó acomodar poco a poco a sus hermanos, esposa y cuñadas.

Pero regresemos al motivo de esta entrega. Salía yo de trabajar en una galería de arte en la calle de Génova, en plena Zona Rosa que tenía yo en sociedad con un compañero de San Carlos y abordé mi VW y enfilé por la calle de Hamburgo rumbo a mi casa. Llegué a un alto e instintivamente uno voltea a ver a quien maneja el auto a la izquierda, reconocí a esa persona y la saludé con la mano y me contestó con una afable sonrisa, era Manuel Valdés.

El semáforo cambió a verde y el auto adelante del de Manuel no avanzó, evidentemente víctima de una descompostura, Manuel accionó varias veces el claxon de su auto, desde luego nomas por fregar, y el señor en son de broma le hizo la seña de que pasara por encima de su auto…Manuel le tomó la palabra y descendió de su auto y trepó a la cajuela del otro y caminó por el toldo, bajó al cofre y de ahí brincó al pavimento; los que lo vimos estallamos en una carcajada y aplaudimos e incluso el señor lejos de enojarse, muy alivianado también aplaudía la gracejada del Loco, mientras él haciendo caravanas agradecía los aplausos del respetable.

Ese era en todo su esplendor el rey de la improvisación; el Loco Valdés. En ese momento en el mundo del entretenimiento nacional, no había otro como él. (y él lo sabía y lo explotaba al cien por ciento).

En ese tiempo uno de mis compañeros de la escuela, el destacado escultor Armando Ortega, ganó un importante premio en un concurso internacional; por esa razón fue invitado a una entrevista al programa vespertino de Manuel.

El día anterior Armando enteró a todo mundo y nos pidió que viéramos el programa por el canal dos de televisa. Llegó la hora y lo vi en mi casa con mi familia, después de comer. El programa inició con alguna gracejada de las comunes del programa y cuando la cámara enfocó al invitado, Armando empezó a brincar y hacer muecas como si fuera un chango y Manuel muy serio le tomó un hombro y le dijo algo que todos escuchamos… cálmate, aquí el único loco, soy yo. Armando entendió y la entrevista siguió adelante como cualquier otra.

Al otro día Armando (que tenía fama de locochón en la escuela) se quejaba a voz en cuello de que no había libertad de expresión, pues él había preparado todo un verdadero show, lo que no fue posible que saliera al aire y el maestro lo interrumpió diciéndole, no, no es falta de libertad, lo que pasó es que tú quisiste venderles chiles a Clemente Jacques…

Adiós Manuel.

jcarrillocedillo@hotmail.com



 

 

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