TINTERO INTERNACIONAL

Fuimos todas

Por Arantxa Meza*
sábado, 12 de septiembre de 2020 · 00:00

El pasado 4 de septiembre, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en la Ciudad de México fue tomada por parte del Frente Ni Una Menos. Sin embargo, la toma de la CNDH no tiene a las colectivas como protagonistas. Quienes son el motor de este pronunciamiento son las familias que buscan justicia para las víctimas de desaparición, feminicidio, abuso sexual y violencia de género.

Una de ellas es María Isela Valdez, quien en 2019 se habría arrodillado ante López Obrador para pedir que se esclareciera el caso de desaparición de su hijo. Ante ello, el actual mandatario prometió a los familiares de las víctimas de desaparición que sus casos se revisarían cada tres meses. No obstante, las promesas no se cumplieron. Por ello, miembros del Colectivo 10 de Marzo (al cual pertenece Valdez), decidieron plantarse en la puerta de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) para exigir que sus casos fueran atendidos.

El 2 de septiembre, el colectivo se reunió con Rosario Piedra Ibarra, en conjunto con Marcela Alemán y Silvia Castillo, dos madres de víctimas de abuso sexual y desaparición. Rosario Piedra les indicó a ambas que tendrían que regresar a su Estado (San Luis Potosí), ya que las carpetas de investigación estaban “mal integradas”). En acto de protesta, Marcela decidió a amarrarse a una silla, mientras que Silvia amenazó con el suicidio. Ambas pasaron la noche en el edificio, y el día 4 las colectivas decidieron ocupar la Comisión.

Aunque las dos mujeres que comenzaron la protesta decidieron irse de la CNDH, la toma continúa todavía. Incluso, algunas de las instalaciones de las instituciones gubernamentales de Derechos Humanos de otras localidades ya han recibido ocupaciones y actos de protesta. Tal fue el caso de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos (CODEHM) en Ecatepec de Morelos, que fue tomada el día 10 de septiembre. Sin embargo, la toma de este edificio distó de la ocupación de la CNDH en un elemento crucial: el uso de la fuerza y la represión policial ejercida hacia las manifestantes.

Diversas periodistas señalan que durante la madrugada del viernes, miembros de la policía entraron a la sede de la CODEHM para desmantelar la ocupación del edificio. Asimismo, han denunciado el excesivo uso de la fuerza durante el operativo, puesto que las mujeres que se encontraban dentro de la Comisión fueron golpeadas, empujadas y detenidas. Se detuvo a 13 personas, entre las que se encontraban dos menores de edad y una mujer embarazada.

Las mujeres fueron llevadas a la Fiscalía de Atizapán, donde posteriormente acudieron compañeras de la colectiva ‘Manada periferia’, así como reporteras y fotógrafas. Éstas exigían la pronta liberación de las detenidas, pero también fueron agredidas por parte de los policías, quienes les lanzaron sillas y otros objetos, les rociaron con extintores y causaron destrozos en el automóvil en el que se transportaban miembros de la prensa.

¿Por qué se ‘respetó’ la protesta en Ciudad de México y no la de las mujeres de Ecatepec? Éstas últimas viven en los márgenes, en una de las localidades más peligrosas en el país para las mujeres. Por ello es que las autoridades seleccionan cuidadosamente en quien ejercer su violencia: porque saben que agredir a las mujeres de la periferia es más fácil y tiene un menor costo político.

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

arantxameza@gmail.com

 

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