DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

¡Por favor, no todo es Covid-19!

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 24 de septiembre de 2020 · 00:00

Repetiré hasta el cansancio: la contingencia se implementó por fines sanitarios debido a la pandemia por Covid-19, indudablemente, está dejando beneficios saludables como el lavado de manos y la sana distancia, entre otros muchos, pero el daño colateral es basto.

Por supuesto que no dudo ni tantito de lo delicado del tema y cada día constato más lo patógeno de este desgraciado, llamado SARS-CoV-2 y tampoco me dejo engatusar por las mil y una versiones de teorías de conspiración. Estamos siendo protagonistas del resultado evolutivo por tanta depredación y maltrato a nuestro ecosistema y esta pandemia, se está prolongando debido a la indolencia y poco apego a las medidas recomendables: unos, por falta de recursos (agua potable entre otros), otros por ignorancia y otros peores, por pensamientos mágicos.

Queda más que claro mi sentir basado en la razón, pero no ignoro el daño colateral, del cual he hablado en otras ocasiones, hoy me ocuparé en cuanto al servicio y atención a la salud.

Nuestro enclenque sistema de salud se enfrentó a una prueba de esfuerzo y como todo desnutrido, flaqueó y colapsó. Muchos dicen que antes de esto, ya estaba colapsado.

La cobertura en vacunación ya desde antes con mucho déficit, ahora en tiempos del Covid-19 se ha visto más reducida. Diario nos enteramos de menores que acuden por sus dosis correspondientes y en algunos casos son rechazados y en otros aplicados en forma incompleta, continuamos carentes de vacuna contra tuberculosis en “casi” todas las instancias de salud, pero no en el medio privado. En otros años, ya estaríamos promocionado la vacuna contra influenza estacional y aún hoy, no tenemos fecha ni institucional ni privada para su aplicación.

Las detecciones y control de diabetes, hipertensión y muchas otras crónico degenerativas, han caído drásticamente y no es que no esté habiendo, no se les está dando atención porque casi toda la atención y recurso se dirigen al Covid-19.

Muchos programas prioritarios se han frenado y la prevención está cayendo en la indolencia.

Tanto pacientes como médicos en los medios institucionales o privados, casi todo cuadro sintomático, principalmente febril o catarral agudo, lo relacionan a Covid-19, se está dejando de pensar en tantas y tantas otras entidades nosológicas comunes que enferman a nuestros pacientes: desde problemas dermatológicos, digestivos, respiratorios y qué no decir de cuadros febriles, a todo se quiere culpar al tan detestable virus que hoy enajena nuestras mentes y que obliga a los pacientes a realizar estudios con cargo a su propio bolsillo y no conforme con ello, los marginan y estigmatizan con absurdas e ilógicas interpretaciones de sus resultados. No es nada raro que en diversas empresas obliguen al empleado a presentar negatividad contra Covid-19 para permanencia en el trabajo o interpretan resultados de anticuerpos positivos como portador del virus en la sangre, muchas historias de terrorismo laboral.

Está por entrar la temporada invernal y con ella una alta incidencia de problemas febriles y respiratorios y no quiero ni pensar en aquellos pequeños con cuadros de bronquiolitis y ya me imagino que a todos ellos les cargarán con estudios innecesarios y postergación del manejo con todas las consecuencias que eso pudiera acarrearles.

El panorama clínico no es alentador, la afectación emocional, evidentemente deletérea y qué no decir de lo económico.

Nos está tocando vivir la tercera guerra mundial, en su tan temida modalidad biológica, pero está no es de nación a nación, es la revancha de la madre tierra, se levanta y protesta por tantas atrocidades cometidas contra ella, estamos pagando el precio por nuestros absurdos estilos de vida.

Los pueblos viven sobre todo de esperanzas. Sus revoluciones tienen por objeto sustituir con esperanzas nuevas las antiguas que perdieron su fuerza. (Gustave Le Bon).

O cambiamos o no vivimos para contarlo ¿ustedes creen en la revolución del hombre?

Donde una puerta se cierra, otra se abre. (Miguel de Cervantes).

Al final del túnel se vislumbra la esperanza, enarbolada en las manos de un niño.

*Coordinador de Relaciones Públicas del Consejo Nacional de Lactancia Materna. A. C.

sicardi53@gmail.com

 

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