DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

Nunca es tarde para hablar de los abuelos

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 3 de septiembre de 2020 · 00:28

Hace unos días, acuñaba con los abuelos de unos pacientes un nuevo vocablo: PAPABUELOS, refiriéndonos a aquellos personajes que han cumplido su etapa de padres y ahora gustosos o forzados se ven inmersos en el cuidado y mantenimiento de los peques y no hay nada más grato que interaccionar con esos incansables, curiosos e inteligentes seres que tanto a jóvenes como viejos, nos ponen a prueba y nos estimulan a hacer cosas, las cuales creíamos que ya no éramos capaces de hacer.

Los mejores logros de la vida, es el de adquirir aprendizaje y sabiduría, que han requerido inversión de tiempo y esfuerzo, transcurso durante el cual, el cuerpo lo manifiesta con canas y arrugas, huellas indelebles que algunos se afanan en ocultar, es el resultado de la inversión realizada al construir nuestras familias, lo cual coadyuva en el desarrollo de nuestra sociedad y orgullosamente, cuando somos abuelos, es cuando mejor nos percatamos de esos verdaderos tesoros obtenidos.

Ser abuelos es un privilegio, es el delicioso fruto que la vida nos recompensa por lo que con amor hemos depositado en tan satisfactoria empresa. Es un logro biológico, un privilegio social, es la señal más clara del triunfo de nuestras vidas.

Actualmente en México, se calcula que el 70% de las personas con más de 60 años con o sin dolencias, son activas e independientes, muchos han logrado su jubilación y otros tantos están en el proceso.

Muchos abuelos tienen la satisfacción de poder brindar su tiempo a los nietos, otros no tan afortunados, requieren continuar realizando algún trabajo para obtener ingresos y ser útiles a la familia y sociedad, pero todos estos otorgan su experiencia de vida, eso, los jóvenes deben valorarlo y honrarlo con respetar a los viejos.

Recordar que ellos son el pilar de cualquier familia y participan en la educación, tanto de niños como de adolescentes, transmiten su tranquilidad, experiencias, cariño y estabilidad y a cambio reciben gratos beneficios emocionales, de los cuales nos basta con un intercambio de mirada, un abrazo, beso o un ¡gracias abuelos!. A veces, todo queda en una muy grata sonrisa y es cuando decimos: un gesto dice más que mil palabras.

Las generaciones actuales estamos viviendo cambios evolutivos muy drásticos, hace apenas unas cuantas décadas la expectativa de vida era muy corta y solo muy pocos lograban ver el crecimiento de sus nietos y qué no decir de la vida productiva; hoy, gracias a la mejoría de los servicios y al avance de la medicina y aun, a pesar de ser portador de diversas enfermedades, logramos mantenernos activos y productivos y de esto, se han beneficiado las generaciones más jóvenes, ya que pueden contar con el apoyo incondicional y experiencia de los más viejos, desgraciadamente, la movilidad social propia de la globalización ha separado a las familias y en otras por situaciones emocionales, se aíslan y hoy, añoramos el beneficio de las familias extensas.

Existe una vieja creencia que dice que se quiere más a los nietos que a los hijos, nada más absurdo, lo que pasa es que se quiere diferente. Los padres, debido a sus ímpetus propios de su juventud, sus prisas, apremio económico y muchos distractores, se tornan muchas veces intolerantes, irritables y agresivos, pero en verdad quieren y adoran a sus críos. Los abuelos, cuando fuimos jóvenes, fuimos muy similares, pero teníamos menos distractores, ahora con el paso de los años ya no tenemos tanto apremio económico, hemos logrado la solvencia, somos más tolerantes, comprensivos y no dudamos ni nos apena dar rienda suelta a nuestras emociones, nos damos esa libertad y nada más grato que para con nuestros nietos y otros peques.

La experiencia que hemos acumulado debe ser aprovechada; jóvenes, acérquense a sus viejos, permitan que los niños gocen de todos esos atributos. En esta época de contingencia, los niños están perdiendo muchas cosas que los abuelos bien pueden otorgar. Los niños requieren otro niño con quien jugar, los jóvenes difícilmente permiten dejar salir a su niño interior, el abuelo no lo duda, es un niñote con arrugas y canas. Nadie prepara mejor la sopa que la abuela, nadie cobija, cura y consuela mejor que ella.

“Si hubiera sabido cuán maravilloso es tener nietos, los hubiera tenido primero”. “La abuela siempre te hace sentir que te estuvo esperando todo el día”. “Un jardín de amor crece en el corazón de una abuela”. “Uno de los apretones más poderosos de manos es el de un nieto recién nacido alrededor del dedo de su abuelo”. “Abuelos, entre sus arrugas se encuentra la certeza de haber vivido una vida nutrida de amor, con la sabiduría y el deseo de regalar felicidad, haciendo de nuestras vidas una maravillosa aventura”.

Los abuelos estamos para apoyar, no para quitar.
*Coordinador de Relaciones Públicas del Consejo Nacional de Lactancia Materna, A. C.

sicardi53@gmail.com

 

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