COYUNTURA

El Valle de Guadalupe, tierra sin ley

Por: Eloísa Talavera*
martes, 12 de octubre de 2021 · 00:00

El Valle de Guadalupe al que ni siquiera la fama adquirida como Región del vino que lo posicionó en el país y en el mundo, lo libra del caos provocado por diversos intereses que buscan asentarse en el Valle, bajo la complacencia de las autoridades estatales y municipales que brillan por su ausencia.

Y es que desde que esta zona privilegiada por su clima mediterráneo que empezó su desarrollo con cultivos de olivos y la vid, primero albergando a productores de aceitunas y aceites de oliva, a vinícolas grandes como L.A. Cetto, Santo Tomás, Domecq, por mencionar algunas.

Con el paso del tiempo esta región cuenta ya con un ecosistema alrededor de entre 150 y 200 productoras, algunas con casas vinícolas de distintos tamaños, es decir, algunas que producen sus propias uvas y hacen vino, otros que compran uvas y producen vino.

Siendo estas empresas las que han definido la vocación agrícola del Valle de Guadalupe, convirtiéndose en la región productora de más del 75% de la producción nacional de vino y que muchas de estas empresas producen con extraordinaria calidad, reconocida en el mundo.

Los problemas de intereses diversos que acechan al Valle, no son nuevos, más bien es un viejo problema que ha existido desde siempre y que aún cuando hay regulación, pues se cuenta con normatividad estatal: un Programa Sectorial de Desarrollo Urbano-Turístico de los Valles Vitivinícolas de la Zona Norte del municipio de Ensenada, El Programa Ambiental Estratégico de la Región Vitivinícola del Valle de Guadalupe, en el orden municipal: El Reglamento de Zonificación y Usos de Suelo Región del Vino. Y más ordenamientos y normatividad federal, estatal y municipal que se deben aplicar para regular y las autoridades simple y sencillamente han sido omisas o se han hecho de la vista gorda.

Por mencionar algunos ejemplos: con el saqueo de la arena del Arroyo Guadalupe, cuando se han sobre explotado los acuíferos de la región o cuando han permitido que las tierras de cultivo se llenen de hoteles y cantinas sin ton ni son, sospechosamente las autoridades han brillado por su ausencia.

Y es que ha diferencia de los valles de Mexicali y San Quintín que tienen actores y asociaciones fuertes que difícilmente permiten que estos desastres sucedan, en el valle de Guadalupe se ven débiles sin el compromiso de una autoridad que se niega a cumplir con su obligación de aplicar la regulación vigente.

Y es que el Valle de Guadalupe tiene una visión y diversos proyectos de desarrollo del mismo, lo que a todas luces deja ver que se trata de un problema de actores y de poder. Si La autoridad estatal y municipal, estuvieran presentes aplicando la regulación existente, otra cosa sería.

Lamentablemente que se den eventos como el que se publicitó este fin de semana en donde sale a la luz pública el desmonte de 25 hectáreas de tierra agrícola para hacer un foro para eventos masivos, a todas luces ilegal, hacen ver el vacío de las autoridades y desatan el sospechosismo de que hay confabulación con los intereses diversos que ahí están interviniendo. No hay responsabilidad compartida con la autoridad.

Y es que buenos ejemplos del manejo de los valles vitivinícolas los tenemos con los vecinos en California en donde el Desarrollo Eno-Turístico está en los poblados y se han respetado los espacios de siembra permitiendo la convivencia de las distintas vocaciones.

También tenemos los malos ejemplos como en otros estados de la República mexicana que simplemente este tipo de desorden los ha desaparecido.

En otros años se ha invertido en infraestructura para el desarrollo del valle, esperemos que en estos tiempos de la 4T no solo sea polarización lo que aporten. La oportunidad de conciliar y aplicar la Ley la tienen.

*Ex diputada federal
 

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