BARÓMETRO POLÍTICO

Riquezas vemos, paraísos fiscales… ¿no sabíamos?

Por: Susana Silva Gallardo*
martes, 5 de octubre de 2021 · 00:00

Una de las noticias que le está dando la vuelta al mundo y que pronto se convertirá en un quebradero de cabeza para los involucrados, son los Pandora Papers, una especie de segunda temporada de los conocidísimos Panama Papers, los cuales alrededor de 2016, sacudieron -o más bien tundieron- a mandatarios, empresarios y famosos alrededor del mundo.

La salida a la luz de los Pandora Papers, al igual que los Panama Papers, suponen un esfuerzo periodístico por documentar las poco éticas movidas de aquellos que forman parte del 1%. Desde políticos hasta celebridades, los más de 11 millones de documentos que hasta ahora se han filtrado, revelan cómo los involucrados han movido dinero, adquirido activos o montado “empresas” en territorios donde las políticas fiscales -opacas, por decir poco- ofrecen el beneficio del anonimato o bajas o nulas tasas impositivas.

La famosa treta del paraíso fiscal, entonces, le ofrece a los más ricos un resguardo de su riqueza total acumulada. Riquezas que hoy por hoy, en pleno 2021, sobrepasan la noción de lo ético, mas aún teniendo en cuenta que el año pasado, se estimó que la cantidad de dinero en territorios de ultramar, los conocidos “off-shore”, se estimaba cerca de los 11.3 trillones de dólares -el equivalente a billones en pesos mexicanos-, de acuerdo a un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Si bien este organismo ha puntualizado que es difícil rastrear si este dinero proviene de fuentes ilícitas o legítimas, debido a la complejidad y la clandestinidad que envuelve al sistema off-shore, es innegable que el tamaño de las riquezas que se manejan en estos territorios resulta, hasta cierto punto, hasta insultante.

No es de sorprender entonces cómo la exposición de este tipo de documentos nos lleva a abrir nuevamente el debate -como bien hizo en el 2016- acerca de la corrupción, el combate a la pobreza y la reducción de las desigualdades.

Hasta ahora, la lista revela la identidad de más de 330 servidores públicos y cerca de 35 mandatarios y exmandatarios alrededor del mundo. Si las mismas personas que conforman el aparato del Estado fácilmente pueden aprovecharse de unos cuantos vacíos legales para evadir sus obligaciones fiscales y, a su vez, seguir amasando y aumentando su riqueza, ¿qué se puede esperar entonces de los millonarísimos empresarios o las figuras públicas que forman parte del mundo del espectáculo?

El problema se vuelve importante cuando entonces nos remitimos a la noción de la ética y la justicia social, pues dejar de percibir el pago justo que corresponde a la riqueza acumulada, al final, termina por afectar los presupuestos que se destinan a los rubros sociales como el de la educación o la salud.

Claro, eso siempre y cuando dichos presupuestos no se desvíen o terminen beneficiando -nuevamente- a los mismos que en principio hicieron uso de paraísos fiscales.

Esta realidad se vuelve entonces enervante, por un lado, y por el otro, decepcionante. Yendo más allá de sus discursos hipócritas de colectivismo, de combate a las desigualdades y de filantropía, ahí en lo oscurito, las acciones revelan el egoísmo, el ansia por acumular y con ello, por qué no, de saberse poderosos. Ellos se pelean en la cima, y nosotros… los vemos desde lo hondo.

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com

 

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