DÍA DEL SEÑOR

XXVIII Domingo Tiempo Ordinario. Ciclo B (Mc 10, 17-30)

“¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Por Carlos Poma Henostroza
sábado, 9 de octubre de 2021 · 00:00


En el evangelio de este domingo, hay un dialogo entre Jesús y un joven que quiere alcanzar la vida eterna, actualizando este pasaje, este joven nos representa en muchas ocasiones a nosotros: cuando creemos que ya está todo hecho, “yo ni robo ni mato” decimos muchas veces, para justificar que no tenemos ningún pecado, sin embargo, con nuestro pensamiento o acciones hacemos lo contrario.

Seguir a Cristo necesita de conocimiento a El por medio de la fe, este joven, que nos dice el evangelio “era muy rico”, se acerca a Jesús corriendo, se arrodilla ante Él y le pregunta qué tiene que hacer para heredar la vida eterna.

Esta pregunta hace entender que este joven era conocedor de la ley de Moisés, familiarizado con la Palabra de Dios y practicante de los mandamientos, pero le faltaba conocer más a Cristo y a su proyecto.

Esta persona podríamos ser cualquiera de nosotros. Jesús nos llama a todos a seguirle, pero no de la misma manera. A este joven le pide algo más, le pide un seguimiento radical: “vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres… y luego sígueme”.

Sin embargo, el joven da una respuesta negativa: “frunció el ceño y se fue triste, porque era muy rico”. Y eso que Jesús lo miró con cariño y con mucho amor. Pero no fue suficiente. Pudieron más sus riquezas que la fuerza de la Palabra de Dios que él conocía y leía.

Se conformó con ser un simple practicante de la ley de Moisés, como hasta ahora. No se atrevió a ir más allá, a desprenderse de sus seguridades y de sus riquezas, para seguir a Jesús con más libertad.

Cuando Jesús se queda a solas con sus discípulos, intenta explicarles que para seguirlo hay que ser muy libres, y que las personas que ponen su confianza en el dinero, o en el poder, y no en Dios, lo tienen muy difícil para caminar con Él.

Luego Pedro pone el ejemplo de él y sus compañeros, que lo han dejado todo para seguirle. Y Jesús les contesta que recibirán cien veces más en esta vida (con persecuciones) y también esa añorada vida eterna que también quería el joven rico.

El Señor nos va llamando a lo largo de nuestra vida a acercarnos más a Él y seguirle más de cerca. No podemos conformarnos con ser cristianos mediocres. Hemos de estar atentos a su Palabra que nos invita siempre a seguirle con más radicalidad.

Y esa radicalidad en el seguimiento de Jesús implica desprendernos de todo aquello que la dificulte y poner toda nuestra confianza en Dios, y solo en Él.

Jesús, con su vida, con sus propuestas, con sus valores, vino a proponer a los hombres el camino de la vida eterna. Quien quiera “heredar la vida eterna” tiene que mirar a Jesús, aprender con él, seguirle, hacer de la propia vida, como Jesús hace de su vida, una escucha atenta de las propuestas de Dios y un don de amor a los hermanos.

Todo nuestro caminar, todos nuestros esfuerzos, toda nuestra búsqueda pretende alcanzar la vida eterna. Muchas veces, la lógica del mundo sugiere que la vida eterna está en la acumulación de dinero, en la realización de nuestros sueños de “tener” más cosas, en la conquista del poder, en el reconocimiento social, en los privilegios que conquistamos.

Jesús quiere que demos un paso más, que no nos apeguemos a nada que nos pueda hacer daño, que atendamos a las necesidades de los que más nos necesitan y le sigamos de verdad sin impedimentos.

¿Qué le responderemos, cuando nos demos cuenta, que eso que nos falta y que nos pide que dejemos de lado, es eso que me cuesta tanto, con lo que me encuentro tan a gusto, pero que yo sé que me aparta de lo que es un auténtico seguimiento de Jesús? ¿Qué le diré, o qué haré? Tu tienes la respuesta.

Que cada día sea un seguimiento total a Cristo, los bendiga hoy, proteja y acompañe siempre.

cpomah@yahoo.com

 

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