LA MARAÑA CÓSMICA

La UNAM y el Estado

Por: Dr. Rolando Ísita Tornell*
lunes, 1 de noviembre de 2021 · 00:00

Del asunto UNAM, no ayuda emitir juicios de valor ni confrontación, ésta no le conviene a nadie. Mejor tratar de entender razonablemente la dinámica de lo que está sucediendo en el Estado mexicano, del que forma parte la Universidad del Estado mexicano, con autonomía reglamentada de gestión y funciones en la Constitución y su Ley Orgánica, más su estatuto académico.

Existe, pues, el andamiaje institucional para ejercer la libertad académica (y las demás libertades individuales) que no vulnera la sacudida o ataque, arremetida. Desde mi perspectiva, como académico universitario formado y habilitado en sus aulas y campus, desde esa institucionalidad es posible analizar los “picos” del proceso de relación de la UNAM con el Estado del que forma parte.

No está de más reiterar que el Estado es una estructura institucional que permite conducir el rumbo del país en las mareas y convulsiones internacionales. Esa estructura la conducen quienes estén legitimados por la más aceptada regla democrática de los más votados en elecciones generales, por los habitantes ciudadanos de tal o cual territorio.

En las elecciones generales para la conducción del Estado de 2018, bajo las reglas aceptadas por todos los contendientes, obtuvo una mayoría significativa no sólo una persona sino todo un movimiento explicable si se observa desde la evolución de la cultura sociopolítica de la población.

La institucionalización de la universidad, integrante del Estado, ha tenido una evolución directamente proporcional a la evolución política del Estado mexicano. Hay picos en la curva de la relación del gobierno y la universidad del Estado. Algunos de los “picos” de la curva histórica más o menos reciente de los gobiernos y la Universidad del Estado, que quiero mencionar son:

En el rectorado de Ignacio Chavez, iniciado en 1961, dijo: “Yo no soy comunista, pero sí un hombre de izquierda” -al asumir el cargo. Para 1966, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz infiltró grupos antiacadémicos que hicieron desmanes impunes en Ciudad Universitaria y sus alrededores. El cardiólogo, miembro asesor de la OMS, impulsor de la cardiología de punta en México, renunció a la Rectoría.

Su sucesor, Javier Barros Sierra, inició su cargo en1966. Impulsó el “pase automático” con promedio aprobatorio de Prepa a Licenciatura UNAM, el sistema de evaluación por créditos y, en ese momento, la unificación investigador-profesor.

La evolución del los gobiernos conductores del país vivían el punto de inflexión del crecimiento de economía mixta, Estado e iniciativa privada, basado en un modelo llamado desarrollo estabilizador. Producto de ese modelo fue la expansión de la clase media, con ascenso social basado en la meritocracia académica.

Lo único que no había eran las libertades democráticas, las del derecho a la información y libertad de expresión, sólo estaban escritas en el papel.

La clase media habitaba las universidades a través de la juventud universitaria. El exagerado abuso de la “violencia legítima del Estado” contra una escuela politécnica, e inmediatamente después la universidad, inició la rompimiento irreparable de amplios sectores de la clase media consentida, con del sistema social vigente en ese entonces.

El rector Barros Sierra hizo lo indicado legítimamente, como responsable de los estudiantes, académicos y trabajadores de la universidad y protestar en una marcha pacífica la injustificada represión del gobierno a un numeroso segmento del estudiantado, deslegitimando con ello al gobierno del Estado y, a su vez, legitimando las protestas de los estudiantes de educación superior por las libertades individuales y democráticas de la ciudadanía, de la población.

El ingeniero Barros Sierra, como ciudadano, participó destacadamente en la construcción de la infraestructura civil del desarrollo estabilizador dirigido por el Estado. Fue fundador de Ingenieros Civiles Asociados (ICA), emblemática empresa de la clase empresarial en México hasta la fecha. Era un hombre del sistema. Ahí, la comunidad universitaria y la rectoría fueron una sola.

Antes de continuar con este ejercicio de comprensión de la sacudida a la UNAM en próxima entrega, citaré del programa político y ejecución del gobierno legítimamente electo en 2018: “Rompimiento, ruptura con el régimen vigente de las últimas décadas”, es fundamental para comprender, al menos, muchas sacudidas como el de la Universidad del Estado.

*Comunicación de la Ciencia DGDC UNAM

risita@dgdc.unam.mx

 

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