Decidir para mitigar y adaptar, no para revertir

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, también conocida como Conferencia de las Partes (COP), en su 26ª versión ha sido uno de los eventos internacionales más esperados de 2021.

Y es que no solamente recibe a los líderes de sus países miembro, sino que además trabaja de cerca con cuerpos de científicos, organizaciones involucradas en el tema de cambio climático y medio ambiente y una variedad de socios clave que, como es de esperar, están comprometidos en el emprendimiento de acciones y estrategias de innovación que permitan aminorar la avanzada marcha que el cambio climático ha tenido hoy por hoy.

En 2015, la COP visibilizó más que nunca sus logros al ser este el año en donde los países llegaron a un acuerdo histórico que se materializó en el ya conocidísimo Acuerdo de París. Dicho Acuerdo ha tenido como objetivo desde su creación el impulsar más que nunca los esfuerzos de todas las partes para evitar que la temperatura global sobrepase un aumento de 2ºC, aunque se llamó a los países a realizar acciones extras para que ese aumento no sobrepase, de preferencia, el 1.5ºC.

En el largo plazo, estas metas solo podrían conseguirse de la mano de la neutralidad climática, una estrategia que contempla la reducción de las emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEIs) a 0.

Esto significaría entonces la completa transformación de los procesos en todas las industrias que contribuyen en mayor medida al cambio climático, así como en los hábitos de consumo de cada individuo, una tarea que, sin duda ha resultado titánica y que, a 6 años de su acuerdo, sigue sin mostrar avances sólidos.

En este tenor, el 2020 debía ser un año central en la lucha contra el cambio climático. A raíz de la crisis pandémica y su consecuente cambio de enfoque en las prioridades de los países, podría decirse que la lucha contra el cambio climático ya va atrasada, algo que de por sí ya constituía una realidad a nivel mundial.

Por ello, algo que ha caracterizado a la esperada reunión que tendrá lugar del 1 al 12 de noviembre, es el resaltar la emergencia climática en la que vivimos actualmente y cómo las decisiones que se tomen hoy, serán el timón que guiará la acción contra el cambio climático a futuro. Lamentablemente, esto implica lograr la adaptación y la mitigación, pues difícilmente los cambios que hoy vemos, podrán revertirse.

Teniendo esto en cuenta, es entonces urgente que los líderes mundiales aboguen por estrategias conjuntas que pongan en el centro del foco el medio ambiente y la situación climática actual, más allá de los intereses particulares de las partes.

Lamentablemente esto dista mucho de la realidad y se ha comprobado, por ejemplo, con la ausencia de importantes países en la Conferencia, como China y Rusia, quienes a nivel país se encuentran en las primeras posiciones como contribuyentes en la emisión de GEIs.

Esta postura revela entonces que el espíritu de cooperación internacional no está aún del todo presente y nos lleva a reflexionar en cómo el logro de una meta de esta magnitud, solo puede lograrse si se abandona el individualismo en un campo internacional que hoy se muestra cada vez más distante y fragmentado.

*Lic. en Relaciones Internacionales por el TEC de MTY campus Guadalajara

susanasilvag96@hotmail.com