LA MARAÑA CÓSMICA

No es si la opinión pública dice hicieron bien o mal, ¿qué dice la Ciencia?

Por: Dr. Rolando Ísita Tornell*
lunes, 29 de noviembre de 2021 · 00:00

En aras de entender cómo la ciencia puede incrustarse en la agenda de la opinión pública, mi objeto de estudio ha sido el complejo, pero comprensible fenómeno (la ciencia en) la opinión pública, No se trata de los aficionados en un estadio que apoyan a un equipo o a otro, tampoco de los escuchas en una arenga tipo speekers corner en el Hyde Park de Londres, ni de los aguerridos estudiantes en el patio de su escuela en paro por algo que no les parece.

La opinión pública es una suerte de corrientes de vientos y temperaturas, streams político-sociales, mensajes y gesticulaciones de grupos de interés convergentes y divergentes, ejerciendo presión pública, política, que se propaga en la mediósfera: los medios privados y públicos de comunicación e información tradicionales y cibernéticos, cuyo objetivo es incidir en la conducción de cualquier Estado. La opinión pública es un fenómeno mundial, planetario, con vórtices continentales, regionales y locales. Es un fenómeno antiguo e inherente a los asentamientos humanos.

El fenómeno evolutivo biológico de la pandemia Covid 19, que atañe a la especie en todo el planeta, ofreció la oportunidad de observar la magnitud de este fenómeno de la comunicación social en la magnitud directamente proporcional y en sincronía con la pandemia.

Se puede observar, una vez más, como un hecho demostrable, evidencia, que en la opinión pública la Ciencia y sus protagonistas no son un grupo de interés y de presión, ni la comunidad científica está organizada como tal. Frente al contundente e incontrovertible fenómeno de una especie reproduciéndose a costa de otra hasta matar a los especímenes, la ciencia en la mediósfera fue subordinada a las corrientes de opinión geopolítica, política, económica y social, hasta con gesticulaciones bélicas incluidas.

Lo sorprendente fue observar discursos, no científicos, de científicos desplegando “autoridad”, agraviando con ello algo esencial en la esfera científica universal: hay “pares” no autoridades. De esto no existe mucha conciencia “social”, a muchos les sienta bien observar a los demás desde la altura del grado académico y ser tratado, usado como profeta por los inferiores.

Nadie, medio, persona, poder alguno puede alegar carencia de información confiable durante la pandemia. Como nunca, se pudo observar la magnitud en tiempo real de la difusión y libre acceso a asombrosos resultados provisionales de investigación, de los constituyentes moleculares del virus SARS_CoV2 y de la química de la inmunidad humana.

No evité derramar lágrimas al leer “papers” de investigación describiendo la reacción desproporcionada del arsenal defensivo del organismo humano, “tormentas de citocinas”, auto inflamaciones tan exageradas cuales muros bloqueando el acceso de oxígeno desde los pulmones a la sangre; el lastimoso trauma del entubamiento y del colapso total, el organismo ahogado, le creatividad para desarrollar vacunas en tiempo récord. Nada de eso fue de portada, ocho columnas, primer lugar en escaletas, tema de comentólogo. Se privilegia el rumor, el argüende, la mentira y la zafiedad.

De ninguna manera se justifica que por el libre mercado de las notas periodísticas o en aras de la libertad de expresión ganada desde el siglo XVII, que el virus lo propagan antenas 5G fabricadas por los chinos; que prefieran imputar al Jefe del Ejecutivo estadounidense por incitar a la rebelión al perder las elecciones que por invitar a los estadounidenses a beber cloro pa’matar al bicho chino.

Eso también, perversos científicos amarillos fabricaron el virus y lo dejaron escapar, es El Enemigo Confiable que los poderes de occidente necesitan para sus cadenas de producción bélica, por citar hechos estelares del reparto en el escenario mundial

A ningún país -menos al paso de casi dos años- puede imputársele en la opinión pública el buen o mal manejo de la pandemia. Al principio se comparaba la eficiencia y disciplina troyana de Corea, o la democracia a lo bestia de Nueva Zelanda. A la evolución biológica, a la especie SARS_Cov2, a la evolución humana, les tienen sin cuidado las opiniones bien o mal intencionadas.

Cada lapso de contagios el virus muta, es más apto. La variante Delta era desconocida para la memoria inmune del rebaño humano coreano o neozelandés, las densidades de carga viral fueron muy rápidas para infectar a “los que lo hicieron bien” al principio de la primera variante de SARS_CoV2. ¿Ahora lo hacen mal?

En México, no es si Jorge Alcocer, Hugo López Gatell, Zoe Robledo, Luis Antonio Ramírez, Ricardo Cortés y sus colegas militares, navales y petroleros lo han hecho bien o lo hicieron mal. Lo mejor es ¿qué dice la Ciencia? aunque la Opinión Pública diga lo contrario. El bicho ahí sigue.

*Periodista y divulgador de la Ciencia de la UNAM

risita@dgdc.unam.mx

 

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