LA VERDAD SEA DICHA

Gesta deportiva, desgraciadamente olvidada (Segunda parte)

Por: Guillermo Hurtado Aviña
miércoles, 1 de diciembre de 2021 · 00:00

La lucha seguía más intensa cada día entre las autoridades y los deportistas. Esta lucha estaba tomando un interés especial por parte de los fanáticos del deporte y también de los que no lo eran, pero que se daban cuenta de la injusticia que estaban cometiendo las autoridades, por ignorancia o mala fe, en contra de los deportistas de todas las disciplinas.

Las autoridades alegaban, que no argumentaban, que los espacios deportivos no pertenecían a los deportistas, sino al gobierno, al Injude, hoy INDE, exactamente, porque así lo decía la ley, aunque nunca dijeron a cuál ley se referían.

En esa ley que no identificaban, afirmaba la autoridad municipal, constaba que los campos deportivos que ocupaban los deportistas, pertenecían a esa dependencia deportiva, pero ante la imposibilidad de mantenerlos adecuadamente, el Injude había resuelto transferirlos a los municipios, a Ensenada en este caso.

Se le dijo al presidente municipal que el gobierno, su gobierno, no estaba en condiciones económicas de hacerse cargo del mantenimiento de los espacios deportivos. Que los campos necesitaban arreglos; que había que rasparlos; comprar cal para pintarlos; regarlos y, en fin, todo lo necesario para que los campos estuvieran en condiciones para ser utilizados, lo cual hacían las ligas sin que le costara ningún centavo al municipio.

Afirmamos al presidente que todo lo necesario para tener en magníficas condiciones, costaba cantidades de dinero que el gobierno no estaba en condiciones de poder sufragar. Pero ni así, estaban encaprichados con su intención de quedarse con los campos, costara lo que costare.

Pero un buen día el bajo mundo del deporte, me hizo llegar un documento que las autoridades conocían, pero que lo tenían escondido por considerar que sería un peligro para ellos que nosotros lo conociéramos.

Y tenían razón al considerar que, si nos enterábamos de su existencia, se le vendría abajo su intención de quedarse con lo que no les pertenecía, de robarse, pues, los campos deportivos, y dejar fuera de ellos a todos los practicantes de los diferentes deportes.

Al leer ese documento que guardaban las autoridades con tanto espero, me di cuenta de la trastada que estaban queriendo hacer en contra del deporte y, principalmente, de los deportistas.

Me reuní con los miembros de la Unión de Ligas Deportivas de Ensenada, A.C., y les informé que todo lo que pretendían la autoridades estatales y municipales, era una farsa, un robo, que no tenían ningún sustento legal para privarnos de los campos.

Resulta, les dije, que si bien es cierto que el Injude, hoy INDE, podía transferir los campos deportivos, más cierto era que solo podía hacerlo con los que le perteneciera, y que los únicos que estaban a su cargo y de los cuales podía disponer, eran los que se encontraban, y se encuentran, en la Unidad de Valle Dorado, hoy Unidad Deportiva Raúl Ramírez Lozano, y en la Unidad Sullivan, nada más, y que, en consecuencia, el Antonio Palacios, el Cepillo Salgado, el Ernesto Moreno, el Prieto Soto y los demás existentes en el municipio no le pertenecían y por esa simple razón, no podían disponer de ellos.

Al darse cuenta las autoridades que ya le habíamos descubierto el truco, optaron por desistirse de su pretensión respecto a esos estadios de beisbol y softbol y a los de basquetbol.

Esta historia deportiva continuará… esté pendiente.
 

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