ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

La Cañada del Cuervo

Por: Arqlga. Gengis J. Ovilla Rayo*
jueves, 30 de diciembre de 2021 · 00:46

A un día de que termine este año 2021, con lluvia y frío que trajo la temporada invernal y en pleno desarrollo de una intensa temporada de campo en Costa Azul, me llega a la memoria mi primera experiencia de investigación en Baja California.

La fascinación que me causaron los contextos arqueológicos matizados con los paisajes semidesérticos, el azul profundo del Océano Pacífico y la belleza de sus atardeceres hoy en día no dejan de admirarme.

Durante el invierno del 2005 se llevaron a cabo exploraciones arqueológicas en un amplio sitio costero ubicado en la proximidad de la población de Popotla, Rosarito. Este sitio se extiende en al menos tres terrazas costeras que en ese punto son segmentadas por la Cañada del Cuervo en donde corre un riachuelo en el que durante la temporada de campo mantuvo un flujo de agua constante.

Las excavaciones arqueológicas revelaron una deposición cultural máxima de un metro con treinta centímetros en la que predominó el registro de moluscos particularmente mejillones o choros como se le conoce localmente y abulones, algunos restos óseos de peces, mamíferos, aves y por supuesto herramientas líticas elaboradas en cantos rodados como raspadores, raederas, tajaderas, denticulados, navajas, percutores, yunques, metates y manos de molienda, además de fragmentos de vasijas de cerámica, un enderezador de piedra (artefacto utilizado para enderezar las varas de las flechas), cuentas de caracol Olivella y una concha grande de abulón con una perforación cercana al ápice.

También se delimitaron varios fogones u hogueras a distintas profundidades, un espacio destinado para la talla de artefactos líticos, además de los restos de una cremación humana y el entierro de un cánido.

La cremación y los restos del cánido se ubicaron en un área de aproximadamente cinco metros cuadrados, en el extremo noroeste se recuperaron disgregados en un espacio menor a un metro cuadrado varios fragmentos óseos humanos cremados mezclados con cenizas y carbón. El análisis osteológico que llevó a cabo la Dra. Liliana Torres de la Dirección de Antropología Física del INAH determinó que los restos óseos recuperados pertenecieron a un individuo adulto que fue cremado a su muerte.

En ese mismo espacio, pero aproximadamente a un metro de distancia de los restos de la cremación yacía parte del esqueleto de un cánido que fue cubierto con un metate con la huella de uso hacia abajo y fragmentado intencionalmente.

Aunque fue corta la temporada de campo los elementos y materiales arqueológicos recuperados y analizados indicaron que el sitio mantuvo una constante ocupación humana durante la época prehispánica, incluso durante las excavaciones recorrimos el entorno inmediato del área que estábamos trabajando y nos percatamos que la Cañada del Cuervo seguía siendo frecuentada y habitada por personas que encontraban alimento y refugio seguro en la costa.

Documentamos un pequeño campamento moderno en el que vimos una enramada cubierta con plásticos y chamarras viejas, algunas cubetas, bolsas, cazuelas y ollas ahumadas alrededor de una hoguera en la que se acababan de asar choros y cangrejos.

Estos elementos contemporáneos nos remitieron a las actividades domésticas que constantemente realizaban los habitantes prehispánicos en las áreas arqueológicas que exploramos en la costa del Océano Pacífico.

Estimados lectores a punto de finalizar este año pandémico aprovecho para desearles un feliz y mejor año 2022.

*Investigadora del Centro INAH-BC
 

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