LA VERDAD SEA DICHA

Gesta deportiva, desgraciadamente olvidada (Parte tercera)

Por: Guillermo Hurtado Aviña
miércoles, 8 de diciembre de 2021 · 00:58

Al reconocer que los campos de beisbol, softbol y las canchas de basquetbol no pertenecían al INJUDE, hoy INDE, las autoridades se desistieron de su propósito de quedarse con esos espacios deportivos.
Ambas partes estuvimos de acuerdo en que los espacios deportivos de que podían disponer, eran los que se encontraban en la Unidad Deportiva de Valle Dorado y de la Unidad Sullivan, en virtud de que esas sí pertenecían al INJUDE.
Sin embargo, el problema que parecía que ya había terminado, en realidad no lo estaba, ya que las autoridades decían que el campo de fútbol Nuevo Ensenada, se encontraba dentro de la Unidad Sullivan y que por tanto les pertenecía, y podían disponer de él.
Así se iniciaba el gran pleito. Nosotros asegurábamos que ese campo no se encontraba dentro de esa Unidad, si bien colindada con esa Unidad.
Con recortes de periódico, única prueba que teníamos, tratamos de demostrar que ese campo nos lo había dado el gobernador Roberto de la Madrid, pero las autoridades, estatales y municipales, no los aceptaban como válidos.
En esas condiciones, se decidió que la Liga de Primera Fuerza y Juvenil, se constituyera en sesión permanente, las 24 horas del día, de manera que siempre había una guardia numerosa para cuidar que nadie ajeno se posesionara del campo.
Y sucedió que un día, viernes del mes de noviembre, para ser exacto, a eso de las tres de la tarde, llegué al campo y les pregunté a los muchachos, si había alguna novedad, y me dijeron que no, que estaba todo tranquilo. Bueno, les dije, voy a una comida y en cuanto termine me vengo aquí con ustedes. Y me fui.
Cuando regresé al campo, me encontré con un espectáculo increíble. El campo estaba prácticamente cercado por policías municipales y judiciales, hoy ministeriales, con patrullas y demás vehículos policiales por todos lados, y los deportistas fuera del campo, pues habían sido sacados por los agentes policiacos, con una desmedida fuerza. Los jugadores fueron puestos contra la pared, y después sacados a golpes, a rastras, peor que si fueran delincuentes, un claro abuso de autoridad. Hay fotos de esta afirmación.
Además de esa agresión, la autoridad presentó una denuncia penal en contra de once personas, yo incluido. Me reuní con los muchachos denunciados, y les dije lo que tenían que declarar ante el Ministerio Público, que no tenían de qué preocuparse, que la cosa era contra mí, por ser la cabeza.
Todo salió bien, logramos que se resolviera que no había elementos suficientes para considerar que habíamos cometido el delito de despojo, por el que nos habían investigado, en consecuencia, se ordenó el archivo de la averiguación previa, hoy carpeta de investigación.
Vale decir que la autoridad había ordenado dar posesión al Ayuntamiento del campo, y se cumplió esa orden; se le dio posesión al Ayuntamiento por conducto del secretario general, de nombre Rubén Reyes Moreno, de cuyo nombre no podía ni quería acordarme… pero ya me acordé, aunque no quería. 
Este atropello de las autoridades municipales y estatales, en contra del deporte y de los deportistas, no paró ahí, siguió algo peor, ¿puede haber algo peor?, pues sí, si lo hubo…ya se los contaré en la cuarta y última parte de esta gesta deportiva, desgraciadamente olvidada. ¡nos leemos! ¿OK?
 

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