DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

Nutrición antes y después de la pandemia

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 10 de junio de 2021 · 00:00

Desde octubre del 2014, el Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y posterior a haber reunir a sus Estados Miembros, aprobaron por unanimidad el Plan de Acción para la prevención de la obesidad en la niñez y la adolescencia.

Esto mostró que los gobiernos tomaron conciencia de la prevalencia alarmante de la obesidad en la Región de las Américas — la más alta del mundo—y es, además, un signo inequívoco de que los gobiernos estaban comprometidos a actuar.

En el plan de acción se dan instrucciones a la OPS para que proporcione información basada en la evidencia científica orientada a la formulación de políticas y reglamentaciones (tanto fiscales como de otros tipos), a fin de prevenir el consumo de alimentos poco saludables, como las relativas al etiquetado del frente del envase y guías nutricionales regionales para los alimentos en el entorno escolar (programas alimentarios, venta de alimentos y bebidas en las escuelas).

La formulación y el establecimiento de criterios regionales con respecto a las cantidades aceptables de nutrientes críticos tales como sal, azúcar, grasas saturadas y grasas trans, en forma de modelo de perfil de nutrientes, es un paso decisivo hacia el cumplimiento de este mandato.

El modelo de perfil de nutrientes de la OPS que recomiendan se basa en evidencias observacionales y científicas muy sólidas y son el resultado del trabajo riguroso de la consulta con expertos e integrado por autoridades reconocidas en el campo de la nutrición y son las siguientes:

- Restricción de la comercialización de alimentos y bebidas malsanos a los niños.

- Reglamentación de los alimentos en el entorno escolar: programas de alimentación, alimentos y bebidas que se venden en las escuelas.

- Uso de etiquetas de advertencia en el frente del envase.

- Definición de políticas impositivas para limitar el consumo de alimentos inadecuados.

- Selección de los alimentos proporcionados por programas sociales a grupos vulnerables.

Durante los últimos decenios, la obesidad, el sobrepeso y las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ENT) que se les asocian, han aumentado progresivamente en todos los grupos de edad y se han convertido en la causa principal de muerte y discapacidad en la Región de las Américas (55% de todas las causas en el 2012, según las estimaciones sanitarias mundiales de la OMS).

El problema de las ENT está exacerbándose y coexiste con varias carencias nutricionales como ingesta baja de hierro, zinc, vitamina A, folato y otros micronutrientes, debidas a la pobreza y a una alimentación monótona (dietas selectivas) son una constante en muchos hogares, debido a la permisividad comodina de la actitud de muchos cuidadores (padres u otros).

La prevalencia de la obesidad y el sobrepeso en nuestra región (62% en adultos mayores de 20 años) es la más alta de todas las regiones de la OMS. La obesidad y el sobrepeso afectan a alrededor de 7 de cada 10 adultos en México, Chile y Estados Unidos. Asimismo, en los niños y los adolescentes muestran constantes tendencias a la alta en los porcentajes con sobrepeso u obesidad.

El conjunto de la evidencia científica respalda la necesidad de proteger y promover el consumo de alimentos sin procesar y mínimamente procesados, alimentos frescos y de la región, platos hechos con esos alimentos, además de otros ingredientes culinarios que contengan menos sodio, grasas poco saludables, azúcares libres, más fibra, vitaminas y minerales que los productos ultraprocesados de uso común en nuestros niños y adultos.

Desincentivar el consumo de productos alimenticios procesados y ultraprocesados. Esta observación es particularmente importante en los niños pequeños porque el consumo a una edad temprana define los hábitos de uso que muy probablemente regirán durante el resto su vida.

Todo lo previamente recomendado y que data, como vimos, desde el 2014 y publicada su revisión en el 2016 (Fuente: Perfil de nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud 2016) y durante la actual epidemia, prácticamente ha sido tirado por la borda.

El competir con las costumbres impuestas por la mega industria comercial de alimentos, ha sido un trabajo arduo por parte de diversos grupos y de lo poco logrado hasta antes de la contingencia, hoy vemos con tristeza el importantísimo incremento en el consumo de lo que se ha tratado de evitar, quedando como evidencia, de la cual muchos padres se han percatado con los incrementos de sobrepeso y obesidad en sus pequeños. Otro factor que ha contribuido en forma importante es la restricción de las actividades escolares, propiciando el sedentarismo en la inmensa mayoría de niños y jóvenes.

La evidencia ahí está, será nuestra decisión como adultos responsables si continuamos en nuestra zona de confort o tomamos acciones en pro de una mejor nutrición.

Se vale en ocasiones los caprichos alimentarios, pero la recomendación es cuidar la alimentación con miras a una adultez sana.

Debemos tomar alimentos como medicamentos y no caer en tener que tomar medicamentos cual si fueran alimentos.

*El autor es médico pediatra

sicardi53@gmail.com

 

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