LA VOZ DE LA INDUSTRIA

Los Atilas del Valle de Guadalupe

Por Keiko Nishikawa Chávez*
miércoles, 4 de agosto de 2021 · 00:00

Cuenta la leyenda que por donde pisaba Atila, el rey de los Hunos, no volvía a crecer el pasto.

Esa figura ha pretendido sintetizar a los seres humanos que, con sus acciones, depredan, destruyen, avasallan y desaparecen.

El Valle de Guadalupe se enfrenta, desde hace ya varios años, a un fenómeno que podríamos llamar el Atila del mundo moderno.

Es el fenómeno que ampara y promueve actividades empresariales que sólo calculan las utilidades inmediatas, personales y cuantiosas, sin contemplar las consecuencias destructoras, a mediano y largo plazo, sobre los escenarios, como el Valle de Guadalupe, que durante cientos de años han sido dedicados al trabajo, al logro de productos beneficiosos para la comunidad, al cuidado de la naturaleza, a la construcción de la armonía social, a desarrollar una industria que, en los últimos años, ha multiplicado su calidad, su oferta, su compromiso y su permanencia.

Es la actividad empresarial que, con tal de exprimir hasta la última gota de leche, mata a la vaca. Y una vez terminado ese proceso, busca otra vaca.

El Valle de Guadalupe es rico, con una gran diversidad de suelos y microclimas idóneos para el cultivo de un fruto mágico que, bajo la dirección de las manos talentosas que se han congregado en este rincón del país, crea una de las bebidas más antiguas de la historia de la humanidad: el vino.

Esta industria, ha ido creciendo. Ningún sector productivo de la actividad primaria del estado pueden presumir de ser responsables del 75% de la producción a nivel nacional. Solamente en el Valle de Guadalupe se concentran más vinícolas que en todo el resto del país combinado.

Además, el Valle de Guadalupe es reconocido como uno de los destinos turísticos más codiciados del país. Se han ganado un sinfín de reconocimientos y medallas, de artículos y menciones en las principales publicaciones. Visitan el Valle artistas y gente de talla internacional. El Valle de Guadalupe es un motor de la economía de Baja California, beneficiando a la sociedad en su conjunto.

Pues hoy, lunes 2 de agosto del 2021, ese escenario se enfrenta a un horizonte cargado nefasto.

El Atila del mundo moderno ha puesto, desde hace años y ante la ausencia de una aplicación enérgica de la ley, sus ojos en estas tierras fértiles, hermosas, incansables.

El Atila del mundo moderno, en la figura de empresarios voraces, inescrupulosos y cortoplacistas, avanza con sus proyectos de centros nocturnos, hoteles, viviendas masivas, centros comerciales, foros para conciertos masivos.

El Atila del mundo moderno, amparado en los paradigmas más negativos de esta etapa del capitalismo (libre competencia, concentración acelerada del capital, rendimiento máximo de inversiones, nulo compromiso a lago plazo, transgresión de los más elementales planes de desarrollo) sigue avanzando en su sembrado de concreto.

Podemos afirmar con toda contundencia que, por donde pasa este Atila, ya no crece la vid.

Y ahora, ¿qué hacer? Aplicar la ley.
Ya lo dijo el tan citado, reconocido y respetado viticultor don Camillo Magoni: un metro más de concreto es un metro menos de viñedo. Dios guarde el día.

*Gerente de Relaciones Públicas de Bodegas de Santo Tomás
 

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