LA BRÚJULA

Futbol americano (Dedicado a Águilas Marinas)

Por: Heberto Peterson Legrand
lunes, 6 de septiembre de 2021 · 00:00


No soy un conocedor del Futbol Americano ni mucho menos, pero he tenido por varios años la oportunidad de convivir con algunos jugadores y coaches del equipo de Águilas Marinas que como muchos equipos habrá tenido sus épocas de gloria de triunfos y retrocesos.

En este artículo plasmaré algunas de las muchas anécdotas que me han llevado a la reflexión y que quizá a muchos nos pasen de noche.

Empezaría por comentar que uno de sus integrantes, sea jugador o Coach, me platicó que hubo un tiempo que anduvo metido en las drogas y que su vida estaba tomando un rumbo que lo llevaría inevitablemente a la cancelación de un futuro y que la frustración y fracaso acabarían con su vida.

Un amigo o conocido lo invitó a formar parte de un equipo de futbol americano, aceptó un reto que no sabía si podría superar; comenzó a jugar y por primera vez se vio envuelto en un entorno que le exigía disciplina, sentido de responsabilidad, de pertenencia de identidad y de equipo al tener que aprender a socializar con otros.

Aquello le fue gustando a tal grado que fue dejando atrás las drogas y comenzó a percibir la transformación y madurez en su persona, y hoy es un ciudadano útil a su familia y a la sociedad y un convencido de lo que puede hacer por una persona el hecho de formar parte de un equipo que ayuda a formar el carácter, revalorar la vida y encontrar en el equipo lo que puede ser la solución para muchos y que se traduce en una mejoría en su actividad profesional, en su trabajo y en la vida familiar.

En otra ocasión, un padre de familia se dolía de no haber sabido valorar años atrás la importancia que tiene el que los padres de familia tengan esa capacidad necesaria para interesarse por lo que los hijos hacen, saber alentarlos y no quedarse atrapados egoístamente en dedicarle tiempo solo a lo que a ellos les interesaba hacer, perdiendo con ello esa valiosa oportunidad de interactuar con el hijo, conocerse mejor y valorar lo que hace y entender lo grato que es para un hijo constatar que a su padre le interese lo que el hijo haga.

Ese padre reconoció su fracaso y reconoció a aquellos padres que sí supieron responderles a sus hijos y que además se tradujo en una más rica sociabilidad. Afortunadamente el hijo de él ha sido un hombre de éxito, pero a veces abrimos heridas silenciosas que después queremos que cicatricen y sacar una lección de ello.

En otra anécdota, una persona tuvo un accidente que le imposibilitó ejercitar el deporte pero su extraordinario carácter y testimonio de vida ha servido de ejemplo para muchos. Por otra parte está vinculado a sus amigos y con ellos recibe y da una retroalimentación.

Un auténtico coach es una muy seria responsabilidad porque están formando deportistas y hombres, y a las familias les están entregándoles hombres listos para afrontar retos, vivir la cultura del esfuerzo y saber que todo triunfo requiere una gran disciplina y un enorme esfuerzo.

Un coach que sólo va a estar parado platicando con otros coach mientras los jugadores están entrenando o jugando son igual que un cero a la izquierda, no sirven, más bien estorban, no forman, más bien deforman.

Yo exhorto a los padres de familia que no sólo motiven a sus hijos, que también los sepan acompañar, tiempo dedicado a ellos no es tiempo perdido sino la mejor inversión como padres.

Decía un famoso jesuita Fernand Lellote que para apreciar la luz hace falta un poco de sombra. Desgraciadamente ha habido jugadores que tiraron la toalla, no tuvieron el coraje de forjarse un futuro digno, pero ello no opaca los muchos logros durante tantos años en aquellos niños de ayer hoy hombres útiles a la sociedad sus familias y que disfrutan de un sentido de realización personal.

Mi reflexión es o debe ser la de muchos padres para que tomemos conciencia de la importancia que la disciplina que un deporte hace en la modelación de un hombre.

Águilas Marinas a quien dedico el presente artículo ha tenido sus frutos, sus luces y sus sombras. Reflexionen sobre la esencia de su razón de ser y den cada vez mejores frutos.

A todo jugador exitoso y a todo coach exitoso mi reconocimiento.
 

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