BAÚL DE MANÍAS

El paquete completo

Por: Ma. Cristina Álvarez-Astorga
martes, 7 de septiembre de 2021 · 00:00

A ver, a ver a ver (del verbo “ver”, usado acá como sinónimo de mirar, vicentear, guachar, echar un ojo): ¿Qué tienen en común Enrique VIII e Isabel I de Inglaterra, María I de Escocia, William Shakespeare, Galileo Galilei, Felipe IV de España, Antonio Vivaldi, George Washington, Napoleón Bonaparte, Giuseppe Garibaldi, Emily Dickinson, Vincent Van Gogh, Vladimir Illich Lenin, Winston Churchill, Malcolm X y Marlyn Monroe? Pues… nada, aparte de que todos son más famosos que yo. Pues algo: aparte de que todos ya chuparon faros hace un buen número de años, todos fueron pelirrojos. Cosa que me viene de perlas porque hoy es el día mundial de los pelirrojos. Sí, señor, señora, señorita.

Ya sé que igual podría ser hoy en día de la berenjena o, mejor aún, de la zanahoria, pero ya sabe usted que yo soy habitante de la Cristinósfera, y que como digo una cosa digo la otra. Por cierto, ya entrados en la trivia, de todos estos famosos pelirrojos solamente a dos les pusieron el color en su apodo.

Al activista político Malcolm X le decían “Detroit Red” por su curioso pelo rubio ceniza, con matices color canela (y tal vez porque nació en Detroit). El otro que traía el rojo en el apodo era Antonio Lucio Vivaldi. Como era sacerdote, le decían “el padre rojo”. En italiano “il prete rosso”.

Así que, aprovechando que hoy es el día mundial del pelirrojo, ahí le va mi top de obras del fabuloso Vivaldi. Para empezar, ahí tiene usted las Cuatro estaciones, que son cuatro conciertos que forman parte de una serie de 12 a los que modestamente Vivaldi subtituló como “La prueba de la armonía y la invención” (“Il cimento dell’armonia e dell’inventione”, en italiano).


Las Cuatro Estaciones son sólo cuatro de los quinientos y pico de conciertos que Antonio Vivaldi (1678 – 1741) compuso, muchos de ellos para las jóvenes del Hospicio de la Pietá, en su natal Venecia. Hay una vieja broma (pergeñada, si no me equivoco, por Don Igor Stravinski) que asegura que Vivaldi solamente compuso un larguísimo concierto… que reescribió quinientas y pico de veces. Esa broma (ay Igor) yo creo que no le hace justicia a Vivaldi, por razones que no pienso enumerar. Lo invito a que cheque usted las 4 estaciones.  https://www.youtube.com/watch?v=7DBIR30ks64 .


Después de las Cuatro estaciones, está francamente cañón elegir algo más de Vivaldi. Pero, de Tín Marín de Dó Pingüé. Tendré que inclinarme por su maravilloso “Gloria” RV

589 para Coro a cuatro voces (más trompeta, oboe, cuerdas y continuo)… Data de principios del siglo 18.

Para decirlo rápido, el “Gloria” es un alegre himno de alabanza y adoración dividido en 12 movimientos relativamente breves, que van desde la brillantez festiva hasta la profunda congoja. Podría decirse, un tanto cuanto ampulosamente que si en la música coral hay cumbres, el Gloria es una especie de Himalaya. Nomás.

El RV. 589 es la versión más popular de los Glorias del “Padre Rojo”. Su fama es tal que se le conoce simplemente como EL GLORIA de Vivaldi. Los fans de Vivaldi seguramente se refieren a él como “El Gloria…a secas”…

Cheque usted:  https://www.youtube.com/watch?v=RMHguvZPcqQ .


No, bueno. Apague usted la luz y vámonos.
bauldemanias@hotmail.com 

 

 

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