Obesidad y letalidad

Después de Estados Unidos, nuestro país ocupa el segundo lugar a nivel mundial con personas con sobrepeso, y Baja California en el ámbito nacional es la entidad con más población obesa, que se traduce en más casos de diabetes, hipertensión arterial y padecimientos cardiacos.

Así que el elevado grado de letalidad del Covid-19 en México, está relacionado con las enfermedades que aquejan a la sociedad asociada a una estrategia equivocada para enfrentar la pandemia.

Las cifras de fallecimientos indican que sólo superado por Yemen y Perú, México ocupa el tercer lugar de letalidad por Covid-19, de acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins.

Sin embargo, la institución aclara que estos países “no necesariamente (acumulan) la mayoría de las muertes en general”.

Apunta además que en la considerada epidemia activa de Covid, es decir, los últimos 28 días, México se encuentra en el décimo sitio de número de muertes acumuladas en este lapso.

La tasa de letalidad es la proporción de personas fallecidas respecto del total de casos confirmados de Covid-19 y es un indicador distinto a la tasa de mortalidad que registra la proporción de decesos respecto de la población total de una determinada región o país.

La Universidad advierte que este indicador puede verse afectado por distintas circunstancias, entre ellas, el que a mayor número de pruebas se identifican más casos leves y esto reduce la proporción entre casos y letalidad.

También impacta el factor demográfico, en poblaciones que tiene una mayor proporción de personas mayores, la tasa podría incrementarse por ser más vulnerables.

Un tercer factor son las características del sistema de salud de cada país, por ejemplo, la mortalidad puede aumentar a medida que los hospitales se saturan y tienen menos recursos para atender a los pacientes.

Con datos al 3 de enero, el país registró una tasa de 7.5 por ciento de personas fallecidas respecto del total de contagiadas por el virus SARS-CoV-2, mientras que Yemen registró 19.6 y Ecuador 8.8.

Pero lo que no se precisa es que la mayoría de los mexicanos que perdieron la batalla contra el Covid-19, aparte de ser adultos mayores, padecen de diabetes, hipertensión y tienen problemas cardiacos.

Así que los tres órdenes de gobierno deben implementar lo más pronto posible una nueva política pública que modifique los malos hábitos alimenticios de la población, y que fomente el ejercicio desde los primeros años de enseñanza, porque actualmente en las primarias y planteles de educación básica y media, la materia de educación física se imparte una hora a la semana, cuando debería ser una práctica diaria.

Urge entonces promover la salud física y mental, y para eso se requiere tener la voluntad política para modificar planes de estudio, impulsar la producción de alimentos sanos y fortalecer las campañas preventivas de salud, porque si los hábitos de los residentes de este país no cambian, los estragos que ocasione una pandemia como la actual no van a disminuir.