ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

El caso de Gregorio Cortés, Texas, 1901

Por: Jaime Vélez Storey*
jueves, 26 de mayo de 2022 · 00:00

A principios del siglo XX, ¿qué mexicanos emigraban a los Estados Unidos? Para saberlo resultan elocuentes las Matriculas que llenaban los inmigrantes mexicanos en los consulados, en donde aparecen jornaleros, mineros, sastres, talabarteros, agricultores, curtidores, “trabajadores”, carpinteros, comerciantes, un cervecero y hasta un marinero. Estos se integraban. 
Los conflictos eran con los mexicano-americanos, quienes no se conformaban con denunciar ante las autoridades estadounidenses las agresiones y los atropellos que sufrían por parte de los anglos u “hombres blancos”. 
Ante la indolencia de ciertos funcionarios consulares para quienes los migrantes dañaban la imagen de México y se convertían en una carga de trabajo asistencial, en muchos casos tanto los mexicano-americanos como los inmigrantes, se organizaban y oponían resistencia activa. Mexicanos, después de todo.
En el caso de los estadounidenses de origen mexicano su situación llegó a límites insoportables porque se les trataba como ciudadanos de segunda clase para justificar el despojo de sus tierras, por lo que muchos se negaron a padecer las agresiones de manera pasiva y, con las armas en la mano, se enfrentaron a sus agresores. Ese fue el caso de Gregorio Cortés.
El 18 de junio de 1901, un grupo de mexicanos residentes en Galveston, Texas, se dirigió a la Secretaría de Relaciones Exteriores para quejarse de los atropellos y vejaciones cometidos contra los mexicanos residentes en el Condado de González y otros circundantes, en los que se habían suscitado conflictos graves, que no detallaban, pero ante los cuales exigían justicia. Firmaban 22 individuos.
A los 10 días, el 28 de junio, la Secretaría de Relaciones Exteriores solicitó informes a los consulados en Galveston y San Antonio, con respecto a la noticia de que el conflicto había llegado a un enfrentamiento con los mexicanos en el que resultó muerto un alguacil o sheriff. 
Antes, el 26 de junio, el cónsul en Galveston había enviado un escrito a Relaciones Exteriores para decir que aquella zona no estaba en su jurisdicción, por lo que se dirigió al cónsul en San Antonio, P. Ornelas, a quien le correspondía. 
Lo cierto es que el 16 de julio de 1901 el cónsul en San Antonio, Ornelas, informó a la Secretaría de Relaciones Exteriores que los hechos graves a los que se refería el primer informe se habían suscitado el 12 de junio, cuando tuvo lugar el encuentro fatídico de dos mexicanos con los alguaciles de ese condado, pues el sheriff había acudido a detener a los hermanos Gregorio y Felipe Cortés, cerca de Karnes, por el delito de abigeato. 
Estos se defendieron y resistieron y en el encuentro murió el sheriff de un balazo, mientras que Felipe Cortés cayó herido y después murió. 
Por su parte Gregorio Cortés escapó hacia el sureste, hasta donde fue perseguido, pero, al tenerlo cercado, de nuevo se resistió haciendo disparos de los que resultaron muertos un sheriff y otro ayudante. Lo que dio lugar a que se organizaran patrullas en varios condados para capturar al supuesto asesino y evitar este tipo de “barbaridades”, comenta el cónsul.
En actitud indolente, el cónsul dijo desconocer casos de atropellos y comentó, de manera textual: “el rumor de injusticias cometidas contra mexicanos ha sido obra de la prensa”. 
SRE-Acervo Histórico Diplomático. “Mexicanos residentes en Texas. Atropellos (1901)”. Expediente 15-9-43.

*Director del Centro INAH-BC
jaime_velez@inah.gob.mx

 

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