CONVERSEMOS

… Y siguen los masacrados

Por: Ricardo Harte*
viernes, 24 de junio de 2022 · 00:00

Ahora asesinaron a dos sacerdotes jesuitas y a un ciudadano que perseguían.
Pero el evento comenzó mucho antes.
En declaración a la prensa, el responsable de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua reveló que el autor de estas cobardes salvajadas mató a balazos a un tal Paul B. por un tema de un juego de beisbol y después le prendió fuego a la casa de los hermanos Paul y Armando B. (La Jornada, 21.06.22. pág.5)
Es decir, este animal descerebrado (un tal José Noriel Portillo Gil, alias El Chueco) estuvo haciendo todo tipo de tropelías porque, aparentemente, su equipo de béisbol perdió un partido y todo desembocó en la persecución posterior del ciudadano Pedro Palma, quien se refugió en la Iglesia, los sacerdotes intentaron protegerlo y la bestia acabó con los tres.
Pues hay muy poco qué decir. 
Salvo gritar de indignación e impotencia. 
No sabremos, posiblemente nunca, si los sacerdotes estuvieron en el lugar equivocado o realmente iban por ellos. 
Da igual. 
La comunidad humana está a expensas, no del crimen organizado oculto, sino de los líderes políticos visibles, tangibles y ubicables, que siguen administrando la cosa pública respetando única y exclusivamente sus intereses personales, ensoberbecidos de una impunidad que no tiene antecedentes históricos. 
Son estos líderes los que promueven, provocan, permiten este tipo de salvajismos. Son ellos los principales autores de este clima de bestialidad. 
Los diputados, los senadores, los presidentes municipales, los mandos militares, los regidores de cada ayuntamiento que se han apoderado de nuestras vidas y han perdido totalmente de vista qué es lo que está bien y qué es lo que está mal. 
Somos rehenes de una banda política delincuencial que tienen como brazo armado a la delincuencia organizada. 
No dudo que habrá opiniones equilibradas que defiendan la tesis de que “no todos son iguales”. Hay políticos decentes, honestos, bien intencionados, éticos, etc.
Sí. Es cierto.
Pero también dudo de que esos políticos decentes, honestos y bien intencionados sean los que controlan municipios, gobiernos estatales, secretarías, medios de comunicación, empresas, etc.
Repito: estamos secuestrados por pandillas que se matan entre ellos, se dedican a concentrar más poder y juegan a la democracia, violando los principios más elementales de la decencia y de la civilidad, mientras nosotros seguimos viendo “Shark Tank” o algún otro programa “trascendente”; mientras nosotros seguimos discutiendo si el fallo que absolvió a Johnny Depp fue acertado o no; mientras nosotros continuamos hipnotizados por las refriegas entre algunos opinólogos; mientras nos enfrascamos en la asertividad del AIFA…etc.etc.etc.
Sí. Hay muy poco que decir o agregar.
El escenario se ha convertido en un panorama en que pocas cosas nos escandalizan o nos llaman la atención.
El número de muertos se mantiene día a día, en esta guerra terriblemente sucia en que no sabemos dónde está el enemigo.
Y aún así, el sentido común, el sentido de vida, la obligación de defender la Vida, nos debe mantener en pie de lucha, leyendo, investigando, hurgando, para, por lo menos, quitar la maleza de las mentiras y ubicar aquellos fragmentos que, sumados, constituyen la verdad.
Reviso lo escrito y no me reconozco. Lo confieso. No es mi estilo la escritura incendiaria y despotricante.
Pero hoy sí debo gritar que la indignación me asfixia.

*Arquitecto y catedrático uruguayo radicado en México desde hace más de 50 años
ricardoharte@yahoo.com.mx 

 

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