Las elecciones de Morena

Aunque el resultado de la votación del pasado sábado -donde los militantes de Morena eligieron a quienes habrán de ser consejeros del partido- se dará oficialmente a conocer hasta el próximo jueves -agosto 11-, el triunfalismo ha ya aflorado entre sus militantes. Apresurado, pero se ha dado.
Los morenistas ya cantan victoria cacareando la excelente organización presumiendo democracia y millones de votantes en las urnas.
Si bien en algunos estados pudo haberse dado la contienda en orden y "santa paz", lo cierto es que lo que quedó claro fue el desorden, el acarreo, los zafarranchos, la violencia, la compra de votos, el robo de urnas, quema de boletas y otras anomalías más que dejan ver lo que podemos esperar de Morena para las elecciones del 2024.
No fueron irregularidades -casos aislados- en unas cuantas casillas, como ha asegurado la dirigencia, pero, aunque así fuera, el asunto reviste gran importancia por la impunidad con que se ha actuado en un asunto tan delicado, tomando en cuenta que serán los consejeros electos quienes dicten las reglas del juego de su partido y selecciones a los candidatos para la contienda grande: la del 2024. Y muy mal hace el dirigente de Morena, Mario Delgado, en querer mostrar el ejercicio electoral como "democrático, plural, incluyente y transparente".
Mientras los políticos no reconozcan sus errores, no se avanzará. Y las trampas y vaquetonadas se seguirán haciendo porque, al igual que en el tema de la delincuencia, no hay consecuencias.
Algunos de los candidatos a consejeros obtendrán el cargo con base en trampas, y por ello no se espera nada bueno de su desempeño ya que, ¿cómo podrán combatir el régimen de corrupción y privilegios y combatir toda forma de coacción, presión o manipulación en los procesos electorales -como lo marcan los estatutos- si ellos mismos infringieron las reglas para obtener la victoria?
No. No fue un buen proceso electoral este "ejercicio" de Morena. Y los mismos militantes deberían aceptarlo, señalarlo y rechazarlo públicamente.
A nadie engañan afirmando lo contrario y lo único que logran es abonar a la anarquía para el próximo proceso electoral. Ese que tanto estamos esperando.
Qué lamentable que continúen en las urnas las acciones que pensábamos ya se habían erradicado.
¿En qué año vivimos?

*Periodista sonorense con más de 30 años experiencia y directora de la revista Mujer y Poder