AJEDREZ PÚBLICO

Individuos

Por Alfonso Torres Chávez
domingo, 17 de diciembre de 2017 · 00:00

Ensenada, B. C.

La ciudad de Nueva York volvió a ser víctima del terrorismo. Un sujeto de un país extraño a Estados Unidos de América, detonó una bomba en el subterráneo.

En Estados Unidos, después del ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 nadie se había atrevido a atacar suelo norteamericano.

El ataque a las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 despertó en los norteamericanos el temor y la conciencia de que su país también podía ser víctima de radicales.

Hoy las medidas de seguridad para ingresar a Estados Unidos son más duras que nunca. Sumado esto al desprecio de Donald Trump por todo lo que huele a extranjero endurecerá más su política migratoria.

Alguna vez durante una entrevista, el presidente Porfirio Díaz menciono aquella frase lapidaria: Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos. La vecindad de 3000 kilómetros es algo que es geográficamente innegable. Estados Unidos es un país con el que geográficamente tendremos siempre relación.

El fantasma del terrorismo que se cernió sobre Estados Unidos desde el 2001, complicó su relación con el mundo.

Si ya de inicio, los requisitos de ingreso y obtención de visas son complejos, los atentados terroristas golpean directamente la relación de cualquier país con el resto del mundo.

Una vez publicada la lista de países árabes a los que les es negada una visa estadounidense, cualquier atentado en territorio del vecino del norte, complicara la relación con cualquier extranjero.

Aunque los mexicanos no somos terroristas, ni violadores, ni asesinos como nos llamó Trump en su toma de posesión, el nuevo gobierno estadounidense nos ve como enemigos y aquí basta un pequeño dato: para quienes tenemos el privilegio de vivir en frontera, hay otra cosa que hay que tomar en cuenta, una parte de la economía de California, Estados Unidos, depende fuertemente de los mexicanos que vamos de compras al vecino país.

Con visas complicadas, con procedimientos engorrosos, etc, los mexicanos seguimos yendo de compras, quizá porque Estados Unidos tiene también su lado cosmopolita.

A los mexicanos nos gusta el capitalismo, comprar y consumir en Estados Unidos es una actividad común viviendo en un lugar, que es además la frontera más transitada del mundo.

Si se nos pregunta la mayoría de las personas responde que hay algo en en el ambiente norteamericano.

A las personas que vienen de otros puntos de la república a visitar Ensenada, se les suele decir que lo más bonito de Ensenada es San Diego -que dicho sea de paso fue hasta bien entrado el siglo XIX parte de territorio nacional-. Es así, que quienes conocen California por primera vez se impactan de su comodidad.

Es así, que como lo afirmase el presidente Díaz, lo único que podemos hacer ante la frontera que nos divide, es convivir en sana armonía con el vecino, esperando que el próximo sea mejor que el ayer.

alfonsotorr@gmail.com
 

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