Registro de los parajes

San Juan de Dios

El misionero jesuita Wenceslao Linck realizó una de las exploraciones más importantes en Baja California
domingo, 20 de mayo de 2012 · 00:00
Ensenada, B.C. - Entre febrero y marzo de 1766, el misionero jesuita Wenceslao Linck, de origen checo, realizó una de las expediciones de exploración más importantes que se llevaron a cabo en lo que hoy es nuestro estado. Linck partió de su misión, San Francisco de Borja Adac, y avanzó hacia el norte hasta alcanzar la Sierra de San Pedro Mártir. Su objetivo principal era llegar hasta la desembocadura del río Colorado, sin embargo no lo logró, pero si registró una gran región de nuestro estado, descubriendo los parajes de San Fernando Velicatá, los Mártires, San Juan de Dios, la Laguna Chapala, entre otros. Uno de los parajes que mencionamos fue el que bautizó con el nombre de San Juan de Dios, que actualmente es un rancho que aún conserva de dicho topónimo. El día ocho de marzo de 1766, Linck registra en su diario el encuentro con San Juan de Dios: “...bajamos a un arroyo que con porción de agua que de él corre, mantiene muchos sauces y tule, y podrá su riego mantener una siembra no muy grande en un pedazo de tierra que se ve ahí … todo el paraje parece se fabricó para estancia de ganado; sombra, agua, pasto, campo espacioso en que sin remontarse el ganado se extienda, lo hacen un sitio oportuno para mantener el ganado mayor bastante para el abasto de una misión... se llamó este paraje San Juan de Dios”. Desde luego, el paraje de San Juan de Dios era parte del hábitat de las bandas de indios cochimí, quienes lo utilizaban por temporadas, de acuerdo a ciertas estaciones del año. Los cochimí conocían este tiempo desde varios miles de años atrás. Tres años después de Linck acampó en San Juan de Dios el misionero franciscano Fray Juan Crespí, el 25 de marzo de 1769, quien participaba en las expediciones terrestres que buscaban una ruta terrestre hasta la bahía de San Diego (hoy San Diego, California). Crespí confirma en su diario las bondades de este sitio: “...este arroyo tiene muchos sauces y álamos en su caja, y diferentes pozas grandes de muy buena agua, mucho zacate muy bueno, y según me dieron razón los soldados, tiene mucha tierra llana muy buena por ambos lados del arroyo... buen paraje para una misión”. Juan de Dios de las Llagas Dos meses después de Crespí, varios días acampó fray Junípero Serra en San Juan de Dios. Se vio obligado a hacerlo debido a que se le agravó una llaga que ya tenía desde varios años atrás y justo en el paraje se le hinchó y le impidió caminar. Fue en dicho paraje donde el arriero de la expedición, quien con frecuencia le curaba las llagas a los caballos y mulas, le curó la llaga a Serra, quedando desde entonces aliviado de la molestia. Muchos consideraron milagrosa esta curación, ya que ningún médico había logrado curarlo. Debido a esto, durante mucho tiempo al paraje se le conoció como San Juan de Dios de las Llagas, o simplemente Las Llagas. Posteriormente, al entrar en funciones la misión de San Fernando Velicatá, San Juan de Dios quedó incorporado como sitio de visita y rancho, siendo visitado con cierta frecuencia por el misionero residente. Aquí mantenían los misioneros cierta cantidad de ganado que ayudaba en la manutención de la misión. Fueron los misioneros franciscanos, quienes establecieron San Juan de Dios como sitio de visita, trabajo que continuaron a partir de 1773 los misioneros dominicos, cuando tomaron posesión de las misiones de la Antigua California. Soldados misionales se convirtieron así en los primeros vaqueros, quienes enseñaron a los indios este tipo de trabajo. Al colapsarse el sistema misional, entrado el siglo XIX, San Juan de Dios se transformó en rancho y fueron ex soldados misioneros sus primeros propietarios. Su carácter de rancho lo ha mantenido hasta la fecha, siendo sus propietarios miembros de la familia Espinoza de El Rosario. En nuestros días se accede a San Juan de Dios por medio de un camino de terracería en regular estado, por lo que debe preguntarse antes de incursionar. El camino parte de la carretera transpeninsular, unos 40 kilómetros al sur del Rosario, en donde se encuentra el restaurante El Descanso. Vale la pena visitar este lugar ya que aún quedan algunos vestigios bastante antiguos, como los restos de adobe de casas del siglo XIX, así como un panteón con tumbas que datan de tal tiempo, lo que se aprecia claramente por su estilo. También se aprecian viejos corrales de piedra que ya hace muchos años dejaron de usarse. A corta distancia de San Juan de Dios se localiza en rancho El Metate, también de la familia Espinoza, y de larga tradición entre los vaqueros de la región. Ambos son de los ranchos más antiguos de esta parte. En San Juan de Dios aun pueden apreciarse las pozas con agua del arroyo, las mismas que observara Wenceslao Linck en 1766 y Crespí y Serra en 1769. Estas pozas están rodeadas por un gran tular, así como una bella arboleda. El sitio es hermoso y en sus contornos abunda el cirio, el cardón, el garambullo, las pitayas, las choyas, y numerosas plantas espinosas que son características de nuestra tierra. El lugar se encuentra prácticamente igual a como lo vieran los primeros exploradores, hace 246 años, cuando nuestro estado se estaba formando e incorporándose a la Nueva España, hoy México. Historia y geografía Quiero comentar sobre la importancia de conocer la historia que encierran los lugares, sobre todo estos como San Juan de Dios, en donde aparentemente no hay nada. Pero cuando se conoce la historia atrás del sitio, muchas cosas cobran sentido. Se aprende y se conoce. Quizá para mucha gente si algún día llegan a si nomás a este lugar, sin saber nada de su pasado y evolución, el lugar no les dirá nada. Pero si se conoce de antemano sobre la presencia de los cochimí, de los misioneros, de los soldado y exploradores, de lo que aquí hubo y pasó, se llegará a apreciar mejor al sitio, y además a Baja California, ya que se sabrá un poco más de su historia y su geografía. Y si además se tiene un mínimo de conocimiento sobre la flora y la fauna que uno encontrará aquí, más rico será el aprendizaje. Cada vez que realizo un viaje, siempre investigo previamente lo más que puedo sobre dicho sitio, ya sea un país, una ciudad, una región natural, un sitio histórico, etc. lo que sea. Así mi viaje será más productivo y aprovecharé mejor para conocerlo. En sitios como San Juan de Dios, no es fácil encontrar información, por eso comparto con mis lectores lo que he investigado sobre este lugar. Hay muchos lugares de nuestra península en lo que es difícil encontrar datos, pero si se busca siempre se encontrará algo, y más en estos tiempos en que se cuenta con Internet, pero lo más recomendable, para el caso de nuestra península es ir formando una pequeña biblioteca que nos vaya dando información sobre la tierra en la vivimos; flora, fauna, historia, geografía, historia natural, etc. Es tanto lo que debemos saber de esta tierra. El conocimiento previo que adquiero sobre los sitios a visitar me ayuda mucho sobre todo cuando voy a acampar, porque así tengo mucho más que decirles a mis hijos, a quienes les voy explicando el sentido de lo que vamos viendo. En fin, amable lector, no deje de visitar San Juan de Dios, así como otros sitios históricos y naturales de nuestra tierra. Y recuerde, cuando vaya a estos lugares siga las reglas de oro de los que amamos Baja California: no matar nada, más que el tiempo; no dejar nada, más que la huella de los pies, y; no tomar nada, más que fotografías.

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