El Valle

YO SOY SAN QUINTÍN

lunes, 30 de diciembre de 2019 · 00:00

Doble o nada

Los astros parecieran alineados en el momento político en que la voluntad del Gobierno da reflejos de favorecernos, el sector que representa a la principal actividad económica se ha involucrado de lleno, se hacen presentes los líderes sociales y algunos representantes de las organizaciones, que en otros momentos se han mostrado antagónicos, en fechas recientes los hemos podido ver sentados al mismo lado de la mesa. Todo parece estar acomodándose para bien.

Está a la vista una buena parte de los sectores que representan a la población sanquintinense. Sobra decir que aún hace falta la incorporación de otros tantos igual de representativos y no menos importantes, a este asunto de interés general, con el ánimo de que las cosas resulten lo mejor posible para todos, obvio, me refiero a la Municipalización de San Quintín.

La situación actual nos pone en una encrucijada de esas que parecieran parte de la trama de una película de suspenso. La petición que en origen hizo el Comité consideraba el territorio a municipalizar para San Quintín, a partir de la delegación de Punta Colonet como límite al norte y hasta el Paralelo 28 hacia el sur, porque esa ha sido siempre la delimitación de la región, y agregaba que, además, debía ser consultada la población de Isla de Cedros, San Vicente y Eréndira; ya que el sentido común indica que a ellos les favorece mantenerse bajo la Administración de Ensenada.

Cuando se emitió el decreto 490, no fueron tomados en cuenta estos términos de la solicitud, como tampoco lo fue la opinión de la población de Colonet, quienes resultaron excluidos en el decreto que referimos, por el Congreso de aquel entonces.

Desde nunca, el impulso de los municipalistas ha sido un tema de extensión territorial, ni la de quitarle ese título que sirve para tres cosas a Ensenada de ser “El municipio más grande”.

No obstante lo que sí ha preponderado, hasta hace poco, ha sido el interés político electorero, mucho más que las condiciones sociales, el desarrollo económico y los requerimientos de la población.

Apostar por la opción con más posibilidades, la de la vía corta, la que valida el decreto 490 y asegurar la creación y nacimiento del municipio o, arriesgarse al “doble o nada” con el rehacer de algunas partes del proceso con todas las implicaciones que eso representa, en factores como el tiempo, los costo, los intereses económicos y, por supuesto, el momento, las agendas y voluntades políticas, entre otras tantas cosas.

Entonces las opciones son: la vía más segura para marcar el inicio de un municipio que se ha pedido por tanto tiempo con la promesa de, más adelante, adicionar a este proyecto la delegación de Colonet, o replantear los términos del decreto considerando la delimitación que desde siempre ha tenido la región de San Quintín, teniendo en cuenta la opinión y deseos de los pobladores de esa área en particular, con el riego de que por alguna situación “azarosa” se “enrede la piola” y se venga abajo todo lo que parece hasta hoy inminente.

Usted, ¿a qué le apostaría? Si tiene una opinión o posicionamiento al respecto, es el momento de externarlo. Recuerde que tanto el Comité, como las autoridades involucradas tienen el deber de atender lo que indique el interés de quienes dicen representar.



 

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