Miradas

El Gran Dictador: 80 años

Sir Charles Spencer Chaplin, el legendario cineasta rebelde del Hollywood clásico, dedicó gran parte de su carrera a poner el dedo sobre la llaga en temas álgidos, transformándolos en mitos visuales
jueves, 15 de octubre de 2020 · 00:00

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

Hacer sátira política en el mundo del entretenimiento es un arte que muy pocos malabarean con maestría.

Los Monty Python, Mel Brooks, la serie South Park, Saturday Night Live, los mexicanos Héctor Suárez y Brozo... La lista, aunque pareciera amplia, en muy selecta, y al menos en el cine tiene un líder indiscutible.

Sir Charles Spencer Chaplin (1889-1977), ese legendario cineasta rebelde del Hollywood clásico, dedicó gran parte de su carrera a poner el dedo sobre la llaga en temas álgidos, transformándolos en mitos visuales.

Ya fuera la pobreza, el clasismo, la depresión, la revolución tecnológica, la religión y hasta la xenofobia, el británico siempre supo abordarlos con un sentido del humor refinado, por más pastelazos que se lanzaran.

HUMOR ÁCIDO Y POLÉMICO
De entre todas sus obras, la narración fársica más importante fue El Gran Dictador, donde condena con un ácido y polémico sentido del humor a Adolf Hitler, Benito Mussolini, el fascismo, el antisemitismo y los nazis.

Estrenada el 15 de octubre de 1940 en Nueva York, Chaplin escribió, dirigió, musicalizó, produjo y protagonizó la película, todo con un presupuesto de 2 millones de dólares, que él pagó de su propia bolsa.

En el filme, lanzado cuando Estados Unidos aún se mantenía neutral en la Segunda Guerra Mundial, el cómico desempeñó un papel dual: el de un dictador fascista despiadado y el de un peluquero judío perseguido.

El resultado de su primera película con sonido directo (pese a todavía incluir varias partes silentes) fue un éxito absoluto no solo de taquilla, sino también de audiencia y de crítica en el ámbito internacional.

Porque, además de convertirse en el mayor trancazo comercial de Chaplin, El Gran Dictador fue nominada a cinco premios Oscar: Producción Destacada, Actor, Escritura, Actor de Reparto y Música.

En 1997 fue seleccionado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos para ser preservada en el Registro Nacional de Cine por ser una obra “cultural, histórica y estéticamente significativa”.

Esto sin contar que, a la fecha, sigue siendo objeto de estudio y una joya de la sátira.

A 80 años de haber jugado con un globo terráqueo de forma infantil y absurda, el implacable dictador Adenoid Hynkel sigue siendo el perfecto retrato de aquellos políticos enfermos de poder.

Y todo se lo debemos a Chaplin.

¿DE QUÉ VA?
En 1918, un soldado judío (Charlie Chaplin), quien lucha por la nación de Tomainia, salva valientemente la vida de un piloto herido, aunque pierde la memoria.

Veinte años después, aún con amnesia, el soldado deja el hospital para volver a su anterior profesión de barbero en el gueto, que ahora es gobernado por el despiadado dictador Adenoid Hynkel (también Chaplin).

 
QUIMERA FÍLMICA
Como toda gran obra de arte, la historia de El Gran Dictador tiene mucha más vida tras bambalinas.

+ Según el biógrafo Jürgen Trimborn, Chaplin y el cineasta francés René Clair vieron juntos en el Museo de Arte Moderno de Nueva York El Triunfo de la Voluntad, de la cineasta de propaganda nazi Leni Riefenstahl

+ Tras carcajearse de lo visto en pantalla, el comediante tomó este filme como inspiración principal de El Gran Dictador. De hecho, tras ver el documental varias veces, pudo imitar de cerca los gestos de Hitler.

+ El medio hermano de Chaplin, Wheeler Dryden, fue su asistente de dirección en la cinta, filmada en los estudios personales del británico, además de otras locaciones de Los Ángeles, como Laurel Canyon.

+ El rodaje comenzó en septiembre de 1939, poco después de que Alemania invadiera Polonia (lo que a la postre provocó la Segunda Guerra Mundial), y culminó seis meses después. La grabación más larga de Chaplin.

+ En varias entrevistas, el cineasta reconoció que quiso hacer la película para retratar la escalada de violencia y represión de los judíos por parte de los nazis a finales de los años 30.

+ Sin embargo, en su autobiografía de 1964, Chaplin declaró que no hubiera podido hacer esta película de haber sabido los verdaderos horrores de los campos de concentración en ese momento.

+ Curiosamente, mientras el británico crecía en popularidad, los alemanes también posaron sus miradas sobre él. En un viaje a Berlín en 1931, por ejemplo, varios fans lo acosaron, situación que molestó a los nazis.

+ Con un rechazo por completo a su estilo de comedia, publicaron el libro ‘Los Judíos te Están Mirando’ (1934), donde lo describen como “un repugnante acróbata judío”... Aunque Chaplin no era judío.

+ Para cuando el régimen nazi estaba en su apogeo, y Chaplin aún no pensaba en El Gran Dictador, los caricaturistas y humoristas de la época comparaban constantemente el bigote de Hitler con el del cineasta.

+ En el libro “Mi Padre, Charlie Chaplin”, el hijo del comediante, Charlie Jr., comparte que el realizador vivió obsesionado por las similitudes entre él y Hitler (nacieron con cuatro días de diferencia, en abril de 1889).

+ “Papá nunca pudo pensar en Hitler sin sentir un estremecimiento: mitad de horror, mitad de fascinación. Me decía: ‘Piensa... Él es el loco, yo soy el cómico. Pero podría haber sido al revés’”, relata Charlie Jr.

+ Algunos de los letreros y textos en paredes que se ven dentro del gueto en la película están escritos en esperanto, idioma que Hitler condenó por supuestamente ser un complot judío para destruir la cultura alemana.

+ La partitura del filme fue escrita y dirigida por Meredith Willson, más tarde conocida como compositora y libretista de la comedia musical The Music Man (1957). Chaplin también trabajó en el score y las melodías.

+ Antes de la historia de Chaplin, Hitler ya había sido ridiculizado en dos obras: el cortometraje You Nazty Spy! (1940), de Los Tres Chiflados, y la película alemana El Testamento del Dr. Mabuse, de Fritz Lang (1933).

+ Para 1941 se convirtió en la segunda película más popular en Estados Unidos, mientras que en Reino Unido fue vista en sus primeras cinco semanas por 9 millones de personas.

+ Sin embargo, la película fue prohibida en varios países de América Latina, incluyendo México, donde en ese momento había movimientos activos de simpatizantes nazis. En Alemania fue censurada por años.

+ En 1947 Chaplin fue demandado por supuesto plagio por el guionista Konrad Bercovici, quien alegaba que él tuvo la idea de que el comediante interpretara a un dictador. Al final, para quitárselo de encima, el cineasta le pagó 95 mil dólares fuera de la corte, aunque nunca confirmó las acusaciones.

+ En 2002 se lanzó un documental televisivo titulado El Vagabundo y El Dictador, donde se muestran imágenes inéditas del detrás de cámaras de la película, filmadas por Sydney, otro medio hermano.

+ Según esta cinta, Chaplin logró mandar El Gran Dictador a Hitler, y un testigo presencial confirmó que el Führer pudo verla, aunque después el arquitecto y amigo del líder, Albert Speer, negó esta información.

+ En 2010, el diario The Guardian la colocó en el lugar 22 de su lista de las Mejores Películas de Comedia de Todos los Tiempos.

+ La Biblioteca Margaret Herrick de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, en Beverly Hills, tiene una copia del guión de El Gran Dictador, el cual puede ser revisado por los visitantes.

+ Esta farsa influyó en numerosos directores como Stanley Kubrick, Mel Brooks, Wes Anderson y Chuck Jones, e inspiró películas como El Dictador (2012), Una Loca Entrevista (2014) y Jojo Rabbit (2019).

+ El cómic nominado al premio Eisner, “El Führer y El Vagabundo”, de Sean McArdle y Jon Judy, se desarrolla durante la producción de El Gran Dictador.

FRASE
“Lo siento, pero no quiero ser emperador. Eso no es asunto mío. No quiero gobernar ni conquistar a nadie. Me gustaría ayudar a todos si es posible; judío, negro, blanco... Todos queremos ayudarnos mutuamente, los seres humanos son así. Queremos vivir de la felicidad de los demás, no de la miseria de los demás”.

El barbero judío, disfrazado de Hynkel

FRASE
“’El Gran Dictador’ sobrevive como una integración magistral de la comedia, la política y la sátira. Se erige como la obra política más consciente de Chaplin y la primera sátira realmente importante del cine”.

Jeffrey Vance

Biógrafo de Chaplin
 

 

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