Principal

Deben reconocer la paz de Jesús

jueves, 26 de diciembre de 2019 · 00:41

KARLA PADILLA/EL VIGÍA
kpadilla@elvigia.net | Ensenada, B. C.

Las fiestas, convivencias, el regocijo familiar de estos días de paz y amor son por el nacimiento de Jesús, a quien debe reconocérsele como nuestro salvador, recordó Rafael Valdez Torres, Obispo de la Diócesis de Ensenada.

Señaló que sin esa referencia del nacimiento de Jesús no hay verdadera Navidad y sólo sería una fiesta de invierno familiar más en las que se busca revivir anhelos o tener celebraciones incumplidos, porque podrá haber deseos de paz y armonía, pero no sería Navidad.

Valdez Torres dijo que las luces de las calles, plazas, hogares y nacimientos son un reflejo de la luz que brota del verdadero motivo de celebración de esta fecha, por lo que la alegría familiar, la fiesta, los arreglos luminosos, los regalos, los villancicos o las vacaciones deben estar asociados con la presencia de Dios entre nosotros.

Importante acontecimiento
Destacó que la importancia de celebrar este acontecimiento que sucedió hace más de 20 siglos es porque se trata del nacimiento del Mesías, del Salvador del mundo.

“La contemplación de la escena de la Navidad nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de aquel que se ha hecho hombre, para encontrar a cada uno y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros para que también nosotros podamos unirnos a él”, reiteró.

El jerarca de la Iglesia católica en Ensenada indicó que el motivo de la Navidad es la manifestación de Dios que se baja a nuestra sencillez y nos ha dado a Jesús, un hermano que viene a buscarnos cuando estamos perdidos y desorientados, que siempre estará cerca de nosotros.

“El nacimiento de Jesús es una invitación a sentir y a tocar la pobreza que el hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación y así es implícitamente una llamada para nosotros a seguirlo en el camino de la humildad, de la pobreza, del despojo “, reiteró.

Valdez Torres reconoció que son las personas más humildes quienes saben acoger el acontecimiento de la encarnación, por lo que todos debemos ser partícipes de esa sencillez, humildad y pobreza.

El Obispo recordó que, al nacer en un pesebre, Dios inició una revolución de amor y de ternura, para instaurar una paz sin límites en un mundo afectado por el pecado y la violencia, que es el factor de la división.

“Hoy necesitamos esa paz, esa paz que trae ya la realidad de una salvación, porque para gozar de esa paz tiene que disminuir el pecado que divide y engendra violencia hasta en el interior de toda y cada una de las personas, ahí es donde se acumula la agresividad y comienza la violencia”, dijo.

“La Navidad no es una fiesta de fin de año, sino la celebración de la presencia salvífica de Dios que nos recuerda todas nuestras responsabilidades y el compromiso que tenemos de trabajar por la paz, por la justicia y por el verdadero amor”, finalizó.

...

Comentarios