Principal

Santa Ana: pueblo olvidado donde se planeó la fundación de la Alta California

El pueblo minero, que ahora se encuentra abandonado y cubierto de mucha vegetación y cactáceas, fue el lugar donde hace 250 años se reunieron grandes personajes de nuestra historia para planear y organizar la estrategia con la que se erguirían varias misiones; además, se descubriría la Bahía de San Francisco
sábado, 16 de marzo de 2019 · 00:00

CARLOS LAZCANO/COLABORACIÓN
carloslascano@hotmail.com | Ensenada, B. C.

Manuel de Ocio fue un soldado misional que tuvo la suerte de localizar gran cantidad de perlas gracias a un fenómeno poco usual de mareas, que sacó del mar gran cantidad de conchas perlíferas. Con ello, logró hacerse un buen capital y así dejar su oficio de soldado para dedicarse a varias actividades comerciales en la Antigua California. Se le considera el primer millonario de las Californias.

A mediados del siglo XVIII, se le otorgó una concesión minera al sur de La Paz, en una zona cercana a los actuales pueblos de El Triunfo y San Antonio, en las estribaciones de la Sierra de la Laguna. Así, registró algunas minas de plata, la primera de ellas con el nombre “El Triunfo de la Cruz”. De aquí viene el nombre del actual poblado de El Triunfo.

Para sus trabajos mineros, Ocio empleó a un buen número de trabajadores, quienes empezaron a habitar en la zona donde Ocio se beneficiaba los minerales de sus minas. De esta manera, hacia 1748 empezó a surgir un nuevo poblado, cuyo nombre fue el Real de Santa Ana.

Se trató del primer pueblo no misional de las Californias, además de que no dependía de los jesuitas, lo cual mucho molestó a estos misioneros, quienes nunca pugnaron por la colonización de hispanos y novohispanos en la península, debido a los abusos de los que solían hacer victimas a los indígenas, especialmente los mineros. En su mejor momento, el Real de Santa Ana llegó a contar con 22 familias, todas trabajando para Ocio, unos 200 trabajadores en total, ninguno indígena. Otras fuentes indican que llegó a contar con más de 400 trabajadores.

Ocio logró obtener de sus minas 25 mil marcos de plata. En 1768, un poco después de que expulsaran a los jesuitas de la Antigua California, Ocio vendió al gobierno virreinal tres de sus minas, así como su hacienda de beneficio del Real de Santa Ana.

Con ello, Ocio dejó el trabajo minero. Pocos años después, Ocio murió asesinado en su casa del Real de Santa Ana. Nunca se supo quién fue, pero hay quienes suponen que fueron algunos de sus antiguos trabajadores, ya que Ocio les daba un trato muy miserable, parecido a la explotación. Además de que hubo quienes suponían que en su casa tenía guardada o enterrada mucha plata.

FUNDACIÓN DE LA ALTA CALIFORNIA
En 1768 llegó a la Antigua California el visitador real don José de Gálvez. Era un personaje muy influyente, con mayor poder que el virrey y había sido enviado a la Nueva España para que reorganizara la administración. Entre sus encomiendas tenía la de impedir el avance de los rusos, ya que desde hacía algunos años habían estado penetrando a la costa del noroeste del Pacífico, a través de Alaska, a toda una gran región que España consideraba suya aunque no la hubiera ocupado. Para ello Gálvez planteó la necesidad de ocupar de una manera efectiva la Alta California, y para ello fue su viaje a la Antigua California.

En cuanto llegó a la bahía de La Paz, Gálvez convocó al gobernador de California, Gaspar de Portolá, al comandante del presidio de Loreto, don Fernando de Rivera y Moncada, y al presidente de las misiones californianas, fray Junípero Serra. Todos se reunieron en la casa de don Manuel de Ocio, en el Real de Santa Ana con el objeto de planear y organizar la estrategia para ocupar la Alta California.

El plan fue llevar a cabo cuatro expediciones: dos por mar y dos por tierra, las que saldrían de la Antigua California y se reunirían en la Bahía de San Diego para fundar ahí la que sería la primer misión de la Nueva California, la de San Diego de Alcalá, la que actualmente es la ciudad de San Diego (California). De inmediato a esta fundación, saldría una expedición por tierra, la que buscaría la Bahía de Monterrey, para fundar ahí una segunda misión, la de San Carlos Borromeo. Estamos hablando de una gran expedición que recorrería más de 2 mil kilómetros.

Como sabemos, estas expediciones se llevaron a cabo en el transcurso de 1769, hace 250 años, y fueron todo un éxito, no sólo lograron fundar las dos misiones planeadas, y con ello dar inicio a la Nueva o Alta California, sino que además descubrieron la Bahía de San Francisco, la que ninguno de los cientos de navegantes que habían explorado y pasado frente a las costas de la Alta California llegaron a ver, y la razón fue por su boca estrecha y siempre llena de niebla. Solo por tierra llegó a ser descubierta, a fines de 1769. De esta manera fue fundada la Alta California, actualmente California, Estados Unidos.

Algunos años después, el antiguo Real de Santa Ana fue abandonado. El mineral de San Antonio, y posteriormente el del Triunfo, hicieron que se formaran nuevas haciendas de beneficio, desplazando la de Santa Ana. Así el poblado de Santa Ana y su hacienda fueron abandonados y pronto olvidados. La vegetación y los cactus lo fueron cubriendo y durante muchísimos años nadie se acordó del sitio, a pesar del papel protagónico que jugó en la fundación de la Alta California.

ENCUENTRO CON SANTA ANA
En 1989, cuando junto con Carlos Rangel y Alfonso Cardona recorrí a pie toda la península, uno de los objetivos que nos propusimos fue el de localizar los vestigios de este antiguo Real. Efectivamente, después de preguntar por aquí y por allá entre los rancheros de las estribaciones de la Sierra de la Laguna, llegamos al moderno rancho de Santa Anna.

Ahí, su propietario nos llevó a las ruinas del antiguo Real, a pocos kilómetros, ocultas bajo una densa maleza, cubiertas por mucha vegetación y numerosas cactáceas. Se trata de todo un pueblo fantasma. Muros de antiguas habitaciones, viejos hornos abandonados, paredes de antiguos almacenes, gran cantidad de vestigios de piedra y regados en una gran superficie muchos fragmentos de minerales fundidos, herramientas viejísimas. El encuentro nos emocionó.

Uno de los muros más grandes y que se veía más antiguo supusimos pudo haber sido la casa de Manuel de Ocio, el lugar donde Gálvez, Serra, Portolá y Rivera y Moncada se reunieron para hacer los planes que desembocarían en el establecimiento de la Nueva California.

Ciertamente, me sentí emocionado de estar en un sitio como éste, en donde se llevaron a cabo planes que cambiaron la historia de nuestra tierra. Me imaginaba a estos personajes, hablando frente una mesa, o dialogando a la sombra de algún gran árbol, presentado argumentos sobre cómo llevar a cabo las expediciones.

Sin lugar a dudas, aquellos fueron tiempos de grandes decisiones, y nuestros personajes las supieron tomar y aceptar su papel protagónico en ellas.

En nuestros días el sitio sigue tan abandonado como lo vimos nosotros hace 30 años.

...

Galería de fotos

Comentarios