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Mario “El Indigente”

miércoles, 3 de febrero de 2021 · 02:25

Jesus Peralta/COLABORADOR 
Ensenada, B. C.

El pasado lunes 25 de enero, en redes sociales se anunció la muerte repentina de un conocido indigente llamado Mario. A más de una semana de su fallecimiento, las redes sociales siguen circulando la noticia, pidiendo oración por su alma y exigiendo a las autoridades una pronta solución al tema de los indigentes de la calle.

Pero ¿quién era Mario? Era una persona indigente con problema de alcoholismo y para muchos mal hablada y de muy mal aspecto que por años, siempre estuvo afuera de un supermercado ubicado en Calle Tercera y Gastélum.

En sus primeros años en Ensenada, allá en la década de los 90 se le recuerda no muy sucio, portaba su bastón blanco de invidente, lentes negros y en el suelo ponía su mochila, donde escondía su ánfora con su bebida de agave y con su ropa de cambio.

Su sustento de vida era tocando una armónica, la cual guardaba silencio para decir gracias al escuchar caer la moneda en un curioso bote que tenía junto a él. Era muy educado y a la vez muy callado, por lo que la gente le daba alimento y a veces hospedaje en los alrededores.

Al pasar los años, no faltó el maloso que le robó su mochila con sus pocas pertenencias, después su bote, posteriormente su bastón y hasta los lentes y por último su armónica. Varios fuimos testigos de verlo llorar cada vez al ser despojado de sus pertenencias.

Mario preguntaba ¿Porque me roban y me dicen de cosas? No me meto con nadie ni hago daño, ¿Por qué son así conmigo? A raíz de eso, Mario eliminó su sonrisa de su rostro y ya no fue el mismo.

Posteriormente pasaba la gente y lo insultaban porque ya Mario no se bañaba, seguía con su misma ropa y oliendo mal, portando un costal, un palo de escoba como bastón y un bote cualquiera con el que trataba de sacar una melodía al sonarlo con sus manos. Cuando caminaba, lo hacía a tientas tocando la pared porque en verdad ya no veía. Además se había vuelto muy gruñón y rechazaba la ayuda de los demás.

Una noche fría, como a las 2:30 de la madrugada del 2008 en los últimos días de junio, Mario se encontraba conviviendo junto con otros indigentes, “El Chapis, La Flaca, El Trapos, El Greñas y La China”, pura celebridad entre ellos.

Se encontraban semi-acostados sobre cartones en la banqueta de la Miramar entre Tercera y Cuarta (junto a un puesto de tacos que se encontraba cerrado). Como que ya tenían rato platicando de sus vidas y justo en ese momento, Mario se encontraba narrando su historia. Contaba que era nativo del interior de la república, fue casado y tenía hijos. Era Contador Público y tenía un despacho contable con muy buenos clientes.

Por si fuera poco, le apasionaba la música y más la armónica o guitarra. Con sollozos en los ojos, narró que lamentablemente la vida le dio una mala jugada, todo al mismo tiempo. “Mi matrimonio se fragmentó por un tercero, uno de mis clientes se vio envuelto en malos manejos que me perjudicó y a mi despacho y mi reputación al grado del embargo, y de apoyo familiar o amigos ni para qué contar. Salí de ahí perdiéndolo todo, decidí beber y vagar al norte y olvidarme de lo que fui y de lo que me hicieron”.

Entre traites, caminadas y alcohol llegué Tijuana y refugiado en el alcohol un problema de salud le hizo perder la visión casi por completo. Una casa hogar lo apoyó por un tiempo y después tuvo que cerrar. Volvió a vagar hasta llegar a Ensenada en los 90. A inicios del 2000 veía solo sombras en el día, en la tarde no veía nada. Después de no sé cuantos meses quedó ciego ahora sí perdiendo todo (contaba mientras le daba un trago a su botella).

Decepcionado de la vida
Uno de sus compañeros le pregunto... Oye Mario, y si tienes familia, ¿Qué haces aquí? A lo que Mario respondió: Los amigos traicionan, la familia traiciona, la gente traiciona. Para mí la vida vale m..... De que sirve tener todo si al final puedes sobrevivir con ellos y sin ellos.

Al escuchar su narrativa, quedé asombrado y preguntaba en mi mente tantas cosas. Cada una de esas personas en realidad tenía una historia, un pasado y nosotros sólo juzgamos por la apariencia. Aún con su carácter gruñón, hubo quienes le llevaban calditos, ropa, incluso el ministerio “Por amor a las calles” en dos ocasiones se le invitó a que se resguardara en el albergue, sin embargo, se negó a hacerlo.

Por años pasó hambres, fríos, lluvias y malestares, pero solo él sabía qué sentía y por qué su actuar así. A pesar de que muchos le tendieron su mano para apoyarlo, él decidió vivir su vida así.

Mario falleció el lunes 25 de enero por la mañana, solitario y en silencio, en una baqueta húmeda y fría. Hoy su alma es libre de penas, de alcohol, de humillaciones y sufrimiento. Descansa en Paz Mario, El Indigente.

Siguiendo la huella
En el 2013, el ex sub-procurador de los Derechos Humanos y Protección ciudadana en Ensenada, Jorge Arturo Contreras, solicitó por escrito ante el Ayuntamiento de Ensenada y ante la Secretaría de Gobernación del Estado, la atención integral a las personas de condición de indigencia, así como programas especiales orientados a la atención a personas indigentes con enfermedad mental. Sin embargo, el servidor público no obtuvo éxito en su petición.

En 2015 a raíz de la polémica foto que mostraba a un grupo de personas burlándose y denigrando a un indigente llamado NICO. El Ayuntamiento de Ensenada que presidía Gilberto Hirata Chico, reanudó sus gestiones para que las instituciones del sector salud de Baja California construyeran un hospital psiquiátrico en el puerto y que brindara la atención a personas de toda condición económica y social, no obstante, en respuesta recibió un rotundo: “No hay recursos públicos”.

En el 2016 tan sólo existían mil 600 indigentes en el puerto, quienes algunos de ellos, víctimas del alcohol, drogas y olvidados por sus propias familias, vivían y siguen viviendo debajo de los diversos puentes vehiculares del municipio.

En 2018 un total de 517 personas en situación de calle fueron atendidas por personal del DIF y Seguridad Pública Municipal de Ensenada, con el apoyo de Asociaciones Civiles.

En el 2019 se presentó una iniciativa de reforma a la Ley de Asistencia Social del Estado, con la finalidad de contribuir a brindar condiciones de higiene a personas de situación de indigencia. El programa plantea la adquisición de baños y regaderas portátiles en distintos puntos de los Municipios del Estado.

En época de lluvia y frío del 2020 y 2021, los Ayuntamientos de Baja California, así como el Gobierno del Estado a través de las dependencias del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), proporcionaron albergue temporal para personas en situación de indigencia, esto se dio a conocer a través de los diversos medios de comunicación existentes. El único detalle de las autoridades, es que olvidan que los indigentes no leen los diarios y mucho menos cuentan con radio, internet o televisión para enterarse de dichos beneficios.

Actualmente existen varias fundaciones que se dedican a dar directamente la atención y apoyo a los indigentes y pobres de Ensenada, pero la problemática es el desinterés y la apatía social y hasta gubernamental en el tema.

Oficialmente no pueden ser llevados a centros de apoyo de manera obligatoria, solamente si agreden a terceros o comenten faltas a la moral, son detenidos 12 horas por vagancia y luego salen libres.
 

 

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